La ministra de Educación, Flor Pablo Medina, respondió el pliego interpelatorio de 29 preguntas ante el pleno del Congreso. (Foto: César Campos / GEC)
La ministra de Educación, Flor Pablo Medina, respondió el pliego interpelatorio de 29 preguntas ante el pleno del Congreso. (Foto: César Campos / GEC)

Si bien es cierto que el aprofujimorismo no llegó a más porque sabía que una nueva censura a un ministro de Educación le iba reportar mayor desprestigio del que ya tiene ante el país, ello no menoscabó la belicosidad –por momentos vecina de lo abiertamente procaz– con que atacaron las políticas educativas y la gestión no solo de la ministra Flor Pablo, sino la de otros brillantes profesionales que la precedieron, antes de ser censurados por razones absurdas, ligadas únicamente al revanchismo político.

La presentación de la ministra fue sólida e impecable, haciendo caso omiso en todo momento a los argumentos disparatados con que los diputados fujimoristas pretendían intimidarla e insultarla en su calidad de pedagoga y actual autoridad máxima de la educación en el país, dio en el hemiciclo, irónicamente, una clase maestra del significado del enfoque de igualdad de género –lo del link, sabido era, fue siempre un pretexto– en las políticas educativas modernas.

Si las admoniciones bíblicas y delirantes imputaciones –“su ministerio es Sodoma y Gomorra”, “la función del sexo es la reproducción y no el placer”, “la asexualización del sexo que persigue esta corriente”, “dan clases de sexo anal en los textos”– reúnen todas las papeletas para que esta mayoría postule a modesto pero significativo lugar en un dudoso segundo tomo de la Historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges, la ministra Pablo no perdió la compostura ni cedió a las provocaciones con que buscaban humillarla.

El agresivo atrevimiento que suele acompañar a la ignorancia, sin embargo, fue recibido por ella con el ánimo de una profesora decidida a desasnar antes que a castigar a un salón de clase primarioso y pendenciero. Así, con paciencia y claridad conceptual, respondió punto por punto, una y otra vez, cada soflama emitida por las lumbreras de la mayoría parlamentaria.

Pasado este penoso incidente, esperemos que la mayoría parlamentaria deje de obstruir ya la urgente modernización de la educación en el Perú. La ministra Flor Pablo ha demostrado ser la autoridad en el sector que requieren los tiempos que vivimos.

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