Ciudadanos contra la corrupción, el maltrato y la inoperancia del Estado
Ciudadanos contra la corrupción, el maltrato y la inoperancia del Estado

Los corruptos saben que son corruptos. Los presidentes, ministros, empresarios… todos los involucrados en los casos Lava Jato y Club de la Construcción saben que le robaron al Estado. Las coimas, coimas son; aquí, en la China, y en la Cochinchina.

Los jueces, fiscales, congresistas, empresarios… todos los Cuellos Blancos saben que violaron –descaradamente– los principios de veracidad y justicia.

Y lo mismo sucede más abajo en la jerarquía del Estado. Por ejemplo, ¿qué pueden pensar los médicos que abandonan los hospitales públicos en horario de trabajo? ¿Y los mafiosos que trafican con terrenos y licencias de construcción? ¿Acaso los inspectores municipales o policías coimeros no saben que violan la ley cuando cobran cupos a ambulantes o microempresarios? ¿Qué decir del tremendo rabo de paja que arrastran los periodistas que calumnian –sin escrúpulos– para ver quién cede a sus chantajes?

Sin embargo, los corruptos niegan ser corruptos. Incluso les gusta fungir de santurrones. Preconizan –a los cuatro vientos– su “profunda” religiosidad. ¡Su cinismo no tiene límites! Muchos pertenecen a hermandades religiosas. El Señor de los Milagros tiene miles de fieles corruptos. El Señor de Luren –de Ica– igual. Pobres Virgencitas. ¡Tener que soportar a tantos sinvergüenzas infiltrados en sus feligresías!

Ahora bien. El problema es que la corrupción no es solo un descaro moral. La corrupción es –sobre todo– una pesada e injusta carga para la población civil. Por eso hay que combatirla con valentía. Pero en vista de que el Estado no puede con la corrupción –o peor aún, dado que está coludido con ella– tenemos que hacerle frente desde la ciudadanía… a través de la prensa. ¡No queda otra!

Para ello existe CÍVICA… la Asociación Cívica por el Perú (). Una institución destinada a monitorear los servicios que debe brindar el Estado de manera idónea y cordial. CÍVICA también ha sido creada para denunciar actos de corrupción. Sobre todo, aquellos que afectan directamente a la ciudadanía. Incluidas las faltas que el Estado suele dejar pasar por pusilanimidad, indolencia, inoperancia, o –simplemente– por corrupción.

¡Caerán los que tengan que caer! Los de arriba, los del medio y los de abajo. Los ineptos que están de más en el Estado. Los abusivos que maltratan cruelmente a la ciudadanía. Y los corruptos que le roban al Estado descaradamente.

¡Insurgencia civil contra el Estado inepto, maltratador y corrupto! Ese es el llamamiento de CÍVICA a la ciudadanía.

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