"Continuando el rumbo trazado, hoy presentamos al país las propuestas de Reforma Política elaboradas por la Comisión de Alto Nivel", señaló el presidente. (Foto: GEC)
"Continuando el rumbo trazado, hoy presentamos al país las propuestas de Reforma Política elaboradas por la Comisión de Alto Nivel", señaló el presidente. (Foto: GEC)

El presidente de la República debe dejar su papel de vocero ciudadano para asumir su rol de jefe de Estado, de primer responsable en la construcción de ciudadanía y desarrollo para el país. Preocupa mucho su papel pasivo sobre hechos cotidianos en los que él debería diseñar estrategias para reorientar nuestro rumbo a 2021.

Escucharlo indignado, como un cualquiera de a pie, a consecuencia de la tragedia de Fiori, diciendo que “es culpa de todos” y no liderando un cambio, comenzando por su propio entorno, es delirante. El ministro de Transportes y Comunicaciones, Edmer Trujillo, apenas conocida la desgracia, se mostró más interesado en señalar a los otros como culpables, sin asumir lo que le toca.

Está muy bien tener empatía con el pueblo. Eso es importante para conectar, pero ahora esa misma ciudadanía busca a un líder y le exige que ponga manos a la obra, que mande, que organice, que despida a ineptos, que reforme, no con decretos, sino con acciones, a que se cumplan las leyes con la firmeza que otorga su autoridad.

¿Acaso es una novedad que el Perú es un país informal en el comercio, en el transporte, en la política?

La pregunta es qué hará Martín Vizcarra, a quien le dimos un año de respaldo, de confianza, para que empiecen a cambiar las cosas.

Más allá del costo en consultorías, un consejo gratis, presidente: su gobierno está en un punto de inflexión. Es evidente que hoy los peruanos lo miramos para que nos marque un rumbo diferente.

Este es el segundo tiempo de un partido que se llama Perú y todos estamos con la expectativa de un juego en cancha que termine en goles, no en pasecitos que se quedan, en las gargantas de los hinchas, a mitad de campo. No solo coree la voz de las tribunas.

Hay planes máximos y mínimos que usted tiene que cumplir. El bicentenario es un norte al que hay que llegar con algo concreto. Le quedan 24 meses de gobierno. Es poco, y es mucho, depende de cómo lo vea, pero ya no hay tiempo para pichanguitas.

TAGS RELACIONADOS