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Estoy en Estados Unidos y es una odisea mayúscula el evitar los plásticos y los productos desechables de un solo uso, como los sorbetes, los platos y cubiertos descartables. Yo suelo ser cuidadosa y en Lima logro evitarlos (aunque a veces me olvidó de pedir que no le pongan cañita a mi jugo), pero aquí se me está haciendo imposible. No es que vamos solo a restaurantes de comida rápida, al contrario, vamos a restaurantes normales, pero en ellos y en los hoteles donde nos quedamos tienen predilección por los descartables. Es más fácil y también más barato. Es cierto que los sistemas de gestión de residuos sólidos son mucho más avanzados que en Perú, que casi no me he cruzado con el contaminante tecnopor y que la segregación y el reciclaje están más incorporados en la vida cotidiana. Sin embargo, el desastre ambiental que están generando es de temer.

Por eso, me parece una excelente noticia que en el Perú se esté avanzando para implementar una norma que limite el uso excesivo de la bolsa plástica cuando hacemos compras. La Sociedad Peruana de Derecho Ambiental ha hecho un resumen con las propuestas contenidas en seis de los Proyectos de Ley presentados por varios congresistas. Se propone desde la disminución progresiva del uso de bolsas de polietileno (Lombardi), la declaración de interés de la promoción de bolsas a base de tejidos vegetales y animales (Arana), la promoción del uso de bolsas biodegradables (Andrade), el incentivo para que las instituciones públicas y privadas usen bolsas no contaminantes (Foronda) y no solo la reducción del uso sino también la prohibición de la producción de las bolsas (Donayre). Por su parte, Horacio Zeballos propone reducir también el uso del tecnopor. Además, en los últimos días, el congresista Alberto de Belaunde también presentó una iniciativa legislativa y el propio Ministerio del Ambiente ha anunciado que regulará el uso del plástico y el tecnopor.

Naturalmente, medidas como estas afectarán económicamente a la industria que produce estos materiales, pero ya es momento de que este sector se transforme para seguir siendo productivos y, a la vez, evitar impactar negativamente en el ambiente de nuestro país y del mundo. A modo de ejemplo y de recomendación, en Alemania se decidió promover el uso del papel reciclado. La industria era incipiente, la tecnología pobre, la calidad del papel mala y el precio elevado. Sin embargo, el propio gobierno decidió convertirse en el principal comprador de papel reciclado, promoviendo rápidamente la innovación y logrando que el precio se reduzca. Ojalá pronto el Perú pueda ser más sostenible sin bolsas ni tecnopor tirados en nuestras calles y con prácticas ciudadanas que nos harán más responsables.

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