Tras evacuar sus casas, los vecinos recurrieron a dormir en carpas. (Ernesto Quilcate/Trome)
Tras evacuar sus casas, los vecinos recurrieron a dormir en carpas. (Ernesto Quilcate/Trome)

El clima loco de este verano, en el que el sol se hace de rogar pero que cuando sale es fulminante, nos tiene a todos entre resfriados y a la expectativa de un buen día de playa. Sin embargo, el inicio del año no solo trae augurios para un buen comienzo, sino también alarma y temor en aquellas familias que viven en zonas de riesgo. De hecho, según Capeco, 5.5 millones de peruanos habitan en lugares peligrosos y vulnerables. Un grupo de ellos son los vecinos de Carapongo en Chosica, a quienes los huaicos de hace menos de un año dejaron sin hogar y los obligaron a empezar –en muchos casos– de cero.

El Rímac ha vuelto a crecer, como cada año, producto de las lluvias en la sierra. Las obras de prevención no resultan suficientes y los asustados vecinos decidieron hacer oír su voz bloqueando la Carretera Central y marchando hacia el centro de la ciudad. ¿Sus demandas? Muros de contención y obras de prevención que puedan evitar la inundación de sus casas producto de los desbordes y huaicos. Pero, ¿es posible resguardar sus vidas y viviendas teniendo en cuenta que las lluvias siguen y la crecida se hará más y más fuerte? Ciertamente, el momento no es el más apropiado.

Estas obras debieron ser realizadas con suficiente anticipación. Sin embargo, muros de contención y descolmatación de los ríos no serán nunca suficientes para proteger la zona ocupada. Igual, deben tomarse medidas para evitar nuevas pérdidas económicas y disminuir el impacto de la naturaleza. Al mismo tiempo, debe evitarse la ocupación del cauce y los márgenes del río por, por ejemplo, las chancherías ilegales que han regresado a la zona.Hace unos meses, circuló en las redes sociales una imagen que mostraba la diferencia entre la descolmatación de los ríos y su reencauzamiento. El primero implica el retiro del desmonte y la basura que reduce el cauce del Rímac. De esa manera se evita que el cauce se bloquee y así permite que el agua discurra sin rebalsarse. Este proceso debe realizarse constantemente y es parte de las labores de mantenimiento de los ríos. Por su parte, el reencauzamiento es una obra mucho más compleja que implica, respetando el curso natural del agua, la consolidación del cauce a través de muros y/o diques. Incluye también la recuperación de espacios públicos dejando márgenes para el crecimiento o inundación de la zona en caso de crecidas fuera de lo normal. Definitivamente, las labores de descolmatación no son suficientes y requerimos la implementación de un plan de recuperación de los ríos que nos permita no solo disfrutarlos sino saber que estaremos seguros cerca de ellos. Al fin y al cabo, el agua que cargan los ríos nos da vida, no permitamos que también nos traiga muerte.

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