Jorge Muñoz lidera primer consejo descentralizado de seguridad ciudadana. ( Anthony Niño De Guzmán)
Jorge Muñoz lidera primer consejo descentralizado de seguridad ciudadana. ( Anthony Niño De Guzmán)

La llegada del recién estrenado alcalde Muñoz a la municipalidad en bicicleta el primer día de su mandato es una declaración de principios. Un mensaje sólido que traza el camino que tomará su gestión e identifica abierta y valientemente sus prioridades. También es demostrativo el viaje en Metropolitano para asistir a su ceremonia de juramentación. Ciclistas, peatones y usuarios del transporte público por fin han sido representados.

El discurso de juramentación del alcalde Muñoz fue revelador. No solo porque habló más de una hora, desmarcándose claramente de su mudo antecesor, sino porque planteó una visión de ciudad sostenible. Así, anunció propuestas sobre movilidad urbana, contra la discriminación, por los espacios públicos, mejorar la seguridad ciudadana, la finalización del Metropolitano, el apoyo a la ATU y anticorrupción. Habló de accesibilidad universal, lucha contra la anemia, protección y conservación de los ríos, reducción del uso de plástico y tecnopor, entre muchas otras más.

Pero lo más importante es lo más intangible. Las palabras clave de su discurso se centran en las personas. Las palabras que resaltan son precisamente ‘vecinos’, ‘limeños’, ‘todos’, ‘nuestra’ y ‘ciudadanos’. Además, por supuesto, ‘Lima’ y ‘ciudad’ fueron las más repetidas. El alcalde Muñoz nos muestra cómo su gestión se enfocará en hacer de Lima una ciudad para y por las personas. Cuando el enfoque de la ciudad nos pone en el centro de la toma de decisión, podemos esperar buenos resultados.

Cuando nos plantean una corresponsabilidad y ofrecen un espacio de participación, solemos involucrarnos más.Como es natural, unos cuantos –aún pocos– detractores ya han hecho su aparición. Los argumentos van desde la burla fácil asociando a Muñoz con su condición de clase y una supuesta desconexión con las necesidades reales, hasta la intención de vincularlo también con que no trabaja y es puro show. Más allá de la crítica constructiva y la vigilancia atenta, hay quienes solo quieren que fracase para mantener sus egos libres de magulladuras o, seguramente, para no perder el espacio desde donde succionan dinero público.

El alcalde Muñoz tiene el privilegio de ser el alcalde anfitrión de los Panamericanos y del bicentenario, y aunque los retos son muchísimos, los limeños podemos sentirnos contentos pues quiere respetarnos. No solo eso, nos ha invitado a soñar con la Lima que queremos. Y esto es mucho para un pueblo al que han acostumbrado al secretismo y al “roba pero hace obra”. Ya con eso estamos ganando.

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