Le espera la prisión. Hoy el INPE definiría a qué penal será llevado el empresario Guillermo Riera. (USI)
Le espera la prisión. Hoy el INPE definiría a qué penal será llevado el empresario Guillermo Riera. (USI)

Claro, como tienes plata, crees que a ti no te pasará nada. Como tienes plata, encuentras la forma en que la ley no te toque. Sabes que la impunidad es tu mejor amiga. Que la injusticia a ti ni te roza. Total, no importa. Tú volverás a casa, a ver los partidos de la selección desde tu sofá, a comer parrillada el fin de semana, a reírte de tu buena suerte, a ufanarte de tus contactos.

Claro, como tienes plata, los demás no te importan. Da igual si fueron dos o fueron cinco a quienes mataste. Da igual si fue uno o varios los millones que robaste. Da igual si fue a propósito o estabas borracho; total, a ti la justicia no te toca. No pierde su tiempo en aquellos que igual no van a acabar en la cárcel. No le interesa la bronca de los servidores públicos que ven cómo no les alcanza el presupuesto para construir escuelas o salvar vidas, pues tú te llevaste ese dinero y lo escondiste en un paraíso fiscal. A esa justicia tampoco le interesa el calvario de las familias que claman por una sanción, una lección o un ejemplo para que la muerte de sus hijos no quede en vano.

Total, a ti no te importa. No te importa el corazón de esa madre o de ese padre que quieren celebrar el pase de Perú al Mundial pero no puede, pues sus hijos habrían celebrado con ellos y ahora están muertos. Mientras tanto, tú no solo sigues vivo, sino que eres el vivo, el bacán, el chévere, el que nunca pierde. Que nos quede claro a todos. Que les quede claro a tus hijos: con su papá nadie se mete. Ni sus víctimas ni los jueces.

Al otro lado hay personas que volvieron a morir al escuchar el dictamen de comparecencia. Dictamen que consolida a la justicia como injusta, a la impunidad como cotidiana, que premia al sinvergüenza sin vergüenza. Al menos algunos reclamaron, evidenciaron la burla, hicieron hincapié en tu responsabilidad y en la necesidad de que seas juzgado. Juzgado por tus actos, porque mataste o robaste, y no por tu billetera. Ni siquiera puedes servir de ejemplo para que otros decidan tener más cuidado, si no es por compasión, aunque sea por miedo a acabar en prisión. Ni siquiera sirves para eso, solo demuestras que algunos pueden salirse con la suya, especialmente si pueden pagar al abogadazo. Nunca sé cómo gente como tú puede dormir tranquila por las noches. Aunque sea, asume tu culpa. No seas conchudo.