El papa Francisco realizará una multitudinaria misa en la Costa Verde.
El papa Francisco realizará una multitudinaria misa en la Costa Verde.

No hablaré de religión ni tampoco de política, aunque son los temas centrales del debate en torno a la venida del Papa y de los embates que ocurren entre las distintas facciones con relación a la libertad de uno de los presidentes presidiarios. Solo me concentraré en lo que últimamente ha estado en la agenda pública a partir de estos sucesos: la ausencia de espacios públicos y el uso de los mismos.

El anuncio de la visita del Papa al Perú fue recibido con alegría por todos los fieles católicos. No es sorpresa pues somos el país más religioso de la región, según Gallup International. La comisión encargada de la visita papal escogió la Costa Verde para una multitudinaria misa de clausura, a la cual se esperaba la asistencia de un millón de personas. Así, se iniciaron todas las coordinaciones, pero se olvidaron de un detalle: la seguridad ante la ocurrencia de un terremoto y consecuente tsunami. Sí, yo sé que sería superpiña que justo el día y a la hora de la misa del Papa un terremoto ocurriese en nuestra ciudad, pero es deber de las autoridades el prevenir dicha situación. El viernes, Indeci daba el visto bueno para el uso de la Costa Verde y también de Las Palmas para la multitudinaria misa, reduciendo el aforo a 800 mil personas.

Por su parte, el mismo viernes se había convocado a la marcha en contra de un posible indulto humanitario al ex presidente Fujimori. Como es habitual, los que protestan buscan concentrarse en los lugares donde pueden ser escuchados. En esta ocasión, hubo varias quejas sobre prohibiciones al acceso a la plaza San Martín, incluso se denunció que el motivo era el cuidado de las áreas verdes.

¿Qué lecciones nos dejan estas dos situaciones? La primera es que debe entenderse que, sin importar cuál sea la causa de las protestas, lo adecuado es que estas se realicen en los espacios públicos. Estos sirven de amplificadores de la voz de quienes sienten sus derechos vulnerados. Del mismo modo, un evento masivo es deseable y este, así sea un concierto o una misa, debe ser organizado teniendo en consideración la seguridad, las vías de acceso y, en el mejor de los casos, la conexión vía transporte público. Lima, siendo una ciudad tan grande, no cuenta, lamentablemente, con espacios públicos que permitan este tipo de actividades. Fíjense sino en la lucha de Mistura por conseguir local cada año. Este es un gran pendiente de la ciudad, quizá los Panamericanos o el Bicentenario nos dejen de legado explanadas y espacios públicos para disfrutar y utilizar, sin importar cuál sea tu fe ni preferencia política.