"Y vas a renegar cuando den los resultados del boca de urna con tus familiares y con tus amigos en tus grupos de Whatsapp", señala la columnista. (Foto: Andina)
"Y vas a renegar cuando den los resultados del boca de urna con tus familiares y con tus amigos en tus grupos de Whatsapp", señala la columnista. (Foto: Andina)

Esto aplica a todo el país. Hoy vas a votar por alguien que tiene sentencias por haber cometido delitos o que está en proceso de ser juzgado por delitos. Hoy vas a votar por alguien que le hace trampa a la Sunat y que evade impuestos. Hoy vas a votar por alguien que odia. Alguien que odia a las personas homosexuales o a los migrantes venezolanos o que odia mucho a las mujeres. Hoy vas a votar por algún corrupto, peor aún, sabiendo que es un corrupto. Hoy te vuelves cómplice de sus tropelías.

Hoy vas a votar por alguien que ignora a los niños y a adultos mayores, a quienes solo los usó en la campaña. Hoy vas a votar por alguien que maneja borracho, que protege a violadores o que es en sí mismo un abusador sexual. Hoy vas a votar por alguien que no tiene escrúpulos y maltrata a sus parejas o que abusa de sus hijos. Hoy vas a votar por alguien que trabaja con mineros ilegales o tala la selva peruana a escondidas. Hoy vas a votar por alguien que se ha aliado con otros criminales o que pretende pasar piola con alianzas cuestionables.

Hoy vas a votar por alguien así o peor, y vas a irte luego a casa a ver las noticias. Y vas a quejarte de los candidatos y de las encuestadoras. Y vas a renegar cuando den los resultados del boca de urna con tus familiares y con tus amigos en tus grupos de Whatsapp. Y, en el fondo de tu corazón, vas a saber que tú eres promotor del caos que se nos viene, pero no vas a querer asumir tu responsabilidad. Les echarás la culpa a otros pero no a ti pues quieres creer que tú no tienes nada que ver, que no te toca a ti ese vals.

Por la noche dormirás bastante tranquilo, a pesar de la renegada y empezarás tu lunes como si nada. Irás a trabajar o a estudiar y seguirás renegando unos días hasta que se pase el “hype” y todo vuelva a ser como suele ser: caótico, mustio y triste. Pues ya estás acostumbrado a no pedir más, a no reclamar tus derechos ni a exigir una ciudad mejor.

Pero mientras tú hagas tu vida normal, esos por los que has votado estarán sobándose las manos para ver por dónde empiezan a robar y, más pronto que tarde, se olvidarán de ponerse la careta de preocupados por sus distritos y mostrarán lo que verdaderamente son. Así, pasaremos cuatro años más sin que nada mejore y que todo empeore.