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[OPINIÓN] Mariana Alegre: Corredores que no corren

Las empresas operadoras de los corredores llevan años quejándose de que su operación peligra pues no alcanzan a llegar a los niveles económicos que fueron proyectados.

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Nuevamente los pasajeros de transporte público sufriremos las consecuencias de la falta de interés de las autoridades por la reforma del transporte. El conflicto constante entre las empresas operadoras de los corredores complementarios y la ATU ha llegado a su punto más álgido puesto que el corredor morado -en primera instancia- dejaría de funcionar debido a una enorme deuda que el Estado no ha cumplido en honrar.
Otros corredores seguirían sus pasos, afectando no solo a los usuarios de este servicio, sino también al resto de ciudadanos, pues los pasajeros buscarán otros medios de transporte y se sentirá mayor presión en otros servicios, así como habrá una mayor demanda de colectivos informales.
Es importante dejar en claro que el transporte es un servicio público esencial; por lo tanto, este debe estar garantizado y no debería dejar de funcionar en ningún caso. Por otro lado, la participación de los privados en la prestación del servicio debe estar determinada por las reglas y condiciones que establezca la autoridad siempre colocando el interés del usuario en primer lugar.
Las empresas operadoras de los corredores llevan años quejándose de que su operación peligra pues no alcanzan a llegar a los niveles económicos que fueron proyectados, entre otras cosas, porque el gobierno no cumple con una serie de obligaciones fundamentales. Por ejemplo, la eliminación de la competencia en el servicio y la fiscalización del cumplimiento del carril exclusivo -que les permitiría ofrecer un servicio más fluido-.
Al mismo tiempo, los pasajeros reclaman más frecuencia, más predictibilidad, más rapidez, más cobertura en el servicio y varios de estos atributos no pueden ser ofrecidos por los operadores en las condiciones actuales. Miremos, por ejemplo, la programación de los circuitos y horarios. Esto se encuentra bajo la competencia de la ATU y esta ha decidido que haya una pausa del bus al finalizar la ruta. Es decir, a pesar de la necesidad, tenemos buses parados por muchas horas sin prestar el servicio. Esto, por supuesto, impacta en la calidad del mismo y perjudica a los pasajeros.
Sin profundizar en el impacto que el transporte tiene en la calidad de vida de la ciudadanía, este también es una pieza clave para sostener la productividad. Se sigue sin entender la magnitud del problema y, por eso, con estas acciones se retrocede muchísimo en la reforma del transporte que ya estaba dando manotazos de ahogado. Mientras tanto, el lunes sálvese usted como pueda.