Bañistas usaron pileta de Agua Dulce como su piscina. (TIkTok)
Bañistas usaron pileta de Agua Dulce como su piscina. (TIkTok)

Terminamos el año con unas cuantas noticias del mundo urbano que merecen ser comentadas en este espacio. En primer lugar, la siempre controversial pileta de Chorrillos que hoy luce seca, sin agua. La Municipalidad de Chorrillos “brillantemente” decidió desaguar la pileta para que no se vuelva a repetir la escena ocurrida el día de Navidad. Cuando grandes y chicos se atrevieron a traspasar la autopista e irrumpieron en la pileta para chapotear y refrescarse del sol fulminante. “No es posible que permitamos una escena de tanta felicidad y alegría”, dijo el Grinch disfrazado de autoridad municipal. “Borremos las sonrisas de las caras de esos niños”, bramó algún director municipal emulando a la directora de la escuela a la que va Matilda en la famosa película que lleva su mismo nombre.

Los comentarios del público, por supuesto, son de respaldo a esta medida “porque se necesita mano dura”, “porque todos son unos maleducados” y “porque se ponen en riesgo” –como si cuidar de la salud de otros fuera la prioridad de quienes aplauden la represión policial en estos días–.

Sin embargo, cada vez vemos más comentarios desde la otra orilla, la que cuestiona la infraestructura urbana que no está centrada en las personas y que reclama espacios recreativos, sombra y humedad para capear el calor de la temporada. Pero claro, es más fácil prohibir y castigar a los “desobedientes”. Hoy la pileta sin agua luce algo más triste de lo que es siempre, pero ya los skaters descubrieron las bondades de su piso y, al menos, la ocupan… hasta que la muni mande a sus guardias municipales.

La cacería del “desobediente” continuará y los cazadores seguirán sin darse cuenta de que lo que tienen ahí es un tesoro. Ojalá a alguien se le ocurra cambiar el propósito de la Costa Verde, de autopista de paso, para volverse un destino, de pileta cuasi inútil, a espacio público chapoteable; de casi ser nada a volverse todo.

Por su parte, la sentencia del Tribunal Constitucional que pide que se destruya el muro entre La Molina y Villa María del Triunfo será materia de análisis, puesto que incluye a la no discriminación y a la libertad de tránsito como argumentos para su demolición. Son muchos los muros que se colocan en el espacio público basados en el miedo al otro, lo cual no es sino una forma de dejar que la discriminación gane la partida.

Ojalá este año nuevo nos permita derribar más barreras, incluso las que son invisibles. Y ojalá que con ellas caigan los viejos prejuicios en los que se sostienen.