Pasajeros tuvieron que caminar por los rieles del Metro de Lima para salir.
Pasajeros tuvieron que caminar por los rieles del Metro de Lima para salir.

Estefanía iba camino a un evento cultural en Villa María del Triunfo, pero no alcanzó a llegar pues el tren en el que viajaba sufrió un desperfecto. Ella era uno de los pasajeros que se encontraban dentro de los coches del Metro de Lima cuando se generó un problema con la catenaria (es decir, el cable aéreo que transmite la electricidad) y cuyas causas se encuentran aún en investigación. Estefanía relata el temor que sintió cuando se vio atrapada entre dos estaciones, pero, sobre todo, manifiesta indignación por la poca comunicación otorgada a los pasajeros durante el momento de la crisis.

Según información provista por representantes de la Línea 1, todos sus protocolos están aprobados por el Estado, pero este incidente sería atípico y, por lo tanto, el conductor no tenía cómo saber, inmediatamente, qué estaba pasando para informarlo a los pasajeros. Sin embargo, el silencio por el cual reclama Estefanía no tiene que ver con la causa del accidente. Los pasajeros, en ese momento, necesitaban recibir tranquilidad y saber qué hacer: si esperar o si abrir las puertas, si salir o no del tren, si caminar hacia el norte o hacia el sur. Estefanía relata que no recibieron ningún mensaje hasta pasados varios largos minutos y que entre los pasajeros empezaron a organizarse para saber cómo actuar. Ella tuvo suerte pues estaba en el primer coche y pudieron conversar con el conductor, quien los autorizó a abrir las puertas de un lado pues las ventanas empezaban a empañarse y la gente a asustarse más.

Hace varios años en un estudio de Oxfam analizamos las vulnerabilidades urbanas en Lima y se resaltó la necesidad de atender las emergencias propias de la gran ciudad y que no son causadas por fenómenos naturales o climáticos. Este es un ejemplo concreto de esa vulnerabilidad que debe poner en alerta a las autoridades y los operadores. El incidente, por suerte, no tuvo mayores consecuencias, y ha dejado varias lecciones que serán implementadas por la Línea 1 y, ojalá, por las otras organizaciones involucradas. Por ejemplo, la necesidad de evaluar cómo los trabajadores pueden atender mejor a los pasajeros en este tipo de situaciones, la necesidad de colocar luces de emergencias a lo largo de las vías del tren y la importancia de articular mejor los planes y protocolos con los demás actores como Policía, bomberos y cuerpos médicos.

Mientras tanto, debemos comprender que las metrópolis traen riesgos adicionales y estos deben ser prevenidos y sus consecuencias mitigadas. Hoy pudo solo haber sido un incidente en el Metro, pero antes han sido megaincendios en el Centro. Esperamos que en el futuro estemos mejor preparados para no tener que lamentar muertes y evitar tremendos sustos como este.