Estas semanas han estado llenas de bloopers y roches urbanos. Por un lado, la ATU publica un tuit que invita al empadronamiento de los taxis colectivos y provoca decirle: “¡Amiga, date cuenta!”, pues estarían dando la razón a las críticas sobre el supuesto sometimiento de esta entidad técnica a las mafias de la informalidad. Ante la rápida crítica, borraron el tuit, lo que abrió la puerta a más especulación e incertidumbre. Todo esto ocurre cuando en el Congreso hay varios proyectos de ley que buscan legalizar a los colectiveros, incluyendo un informe de mi autoría, que, como bien develó el diario El Comercio, no solo no citan, sino que usan el informe para proponer lo contrario a la propuesta central: la mejora del sistema de transporte público.