¡Mamita, los secuestradores de niños! (Foto: Reuters)
¡Mamita, los secuestradores de niños! (Foto: Reuters)

La semana pasada, una señora publicó en sus redes sociales y en un audio por WhatsApp que casi secuestran a su hijo de tres años en Barranco mientras volvían a casa luego de recogerlo del nido. Inmediatamente el audio y publicación fueron compartidos múltiples veces desatando pánico entre madres y padres por la posibilidad de que sus hijos les fueran arrebatados mientras caminan por las calles. En esta columna no voy a desmerecer el miedo de esta mamá en particular ante el incidente en el que se vio envuelta y en el que imaginó, como ella misma ha dicho, lo peor. Tampoco quiero minimizar el terror que las familias tienen de que su hijo les sea secuestrado, sino que quiero exponer la real posibilidad de que eso pase y cuáles son los hechos a los que sí debemos tenerles miedo.

Desde Lima Cómo Vamos llevamos diez años trabajando con indicadores y estadísticas urbanas y uno de los temas que analizamos es el de seguridad ciudadana y puedo decirles que no existe evidencia de la existencia de bandas de secuestradores de bebés o niños, ni de tráficos de órganos ni brujería ni nada parecido. Lo usual (y terrible también) es que suele ser delincuencia común (u organizada) que buscaba robar o llevarse a la persona para vaciar su tarjeta bancaria. Cuando sí hay casos de secuestros vinculados a niños, la mayoría de veces suelen ser motivados por conflictos de tenencia o por peleas entre los padres o, incluso, tienen relación con rendición de cuentas con respecto a alguno de los padres o la familia.

Además, el “stranger danger” (el peligro de los extraños) es muy poco probable que se haga realidad. La mayor cantidad de amenazas para nuestros hijos no está en que un extraño lo secuestre sino en que sufra una agresión sexual por parte de un familiar o alguien conocido, que lo atropelle un auto o esté involucrado en un siniestro de tránsito. De hecho, en 2017 –según cifras de la Policía Nacional del Perú– se reportaron 335 violaciones a la libertad personal (intentos y secuestros) mientras que fueron más de 69 mil los robos o hurtos ocurridos ese mismo año. Así también, los siniestros de tránsito reportados fueron más de 45 mil en Lima y Callao. Es así que podemos darnos cuenta en dónde es que debemos tener más cuidado: proteger a nuestros hijos de los autos antes que de los secuestradores.

Así que no vayan a caer en el pánico colectivo producto del miedo al secuestro de sus hijos, ni dejen de salir a las calles como consecuencia de esto, pues lo verdaderamente peligroso son calles vacías de gente mientras que las calles vibrantes y llenas de vida son siempre mucho más seguras. No les quiten ustedes mismos la libertad a sus niños, ayuden más bien a que nuestras ciudades nos acojan sin miedos ni prejuicios, empezando por nosotros mismos.

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