(Getty/ Referencial)
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Nunca fui a mi graduación. Ni a la del colegio. Ni a la de las universidades donde estudié. Nunca me han gustado las ceremonias y los formalismos y el protocolo me ponen nerviosa. No sé si esas sean razones válidas para inventarme excusas para no ir y dejar a mi familia sin la posibilidad de celebrar orgullosamente un hito tan importante en nuestras vidas. Sin embargo, ayer participé por primera vez de una graduación universitaria.

Esta vez no era yo la que debía recibir un diploma sino 239 chicos y chicas que terminaban sus estudios y enfilaban a la vida profesional como gestores. Recién graduados de la Facultad de Gestión y Alta Dirección de la .La verdad es que casi no conocía a ninguno de estos chicos pues yo empecé a dictar en la PUCP cuando ellos ya habían pasado por el ciclo en el que yo dicto mis clases, pero sí reconocía las emociones en sus caras, los nervios, la ilusión, el entusiasmo, la incertidumbre.

La sensación de haber terminado una etapa de la vida y de estar iniciando otra. Además, el orgullo de los familiares que los acompañaban, que se sentía en los aplausos, los gritos, las sonrisas, las emociones y un inmensísimo cariño. Yo no conocía a estos chicos pero sí conozco la expectativa del futuro que es, además, inocente y confiada cuando se trata de personas jóvenes llenas de ánimo y energía.

El , fue quien gentilmente aceptó dar las palabras de honor y además de hablarles a los graduandos de valores les habló de su capacidad de transformar nuestro país a través de la gestión. Les habló de la vocación de servicio que debe impregnar todas sus acciones y el rol que tienen en la sociedad.

Las ciudades son en sí mismas sistemas complejos y estas no pueden ser administradas sin las habilidades propias de quien puede tener pensamiento estratégico y práctico a la vez. Pero, así seas un recién egresado o ya estés más avanzado en la vida, lo más importante es que sin importar dónde te encuentres busques alinear tu propósito personal con el bienestar colectivo.

Da igual que trabajes en una empresa, en una o entres al , lo importante es sabernos capaces de sumar a ese bien común que tanto necesitamos. Por eso es que ahora que nuestro país tiene 239 gestores sociales, públicos y empresariales en las calles podemos sonreír y sentirnos optimistas pues estamos dando pasos para un país mejor. Esa es la ilusión que yo me llevo de la ceremonia de ayer, espero la compartan los graduandos pues en ellos recae ahora esta tremenda responsabilidad.