HORAS DE TERROR. Entre las más de 90 personas que fueron evacuadas estaban 25 monjas de del convento Jesús Reparador, contiguo al foco del incendio (GEC)
HORAS DE TERROR. Entre las más de 90 personas que fueron evacuadas estaban 25 monjas de del convento Jesús Reparador, contiguo al foco del incendio (GEC)

Vaya que nos ha tocado una Semana Santa movida. Desde el drama mortal de lo más político hasta la muerte cotidiana. Me voy a concentrar en la muerte cotidiana pues es la que no perdona ningún día, ni así sea feriado, ni así sea santo. Me refiero a las personas que perdieron la vida producto de los incidentes de tránsito en las carreteras del Perú. Situaciones que las autoridades saben que ocurrirán. Una ex ministra de Salud me dijo alguna vez, avergonzada, que le aterraban las fiestas y los feriados pues sabía que ocurrirían tragedias. Siempre lo saben.

El ingeniero civil David Fairlie nos muestra cómo el incidente de tránsito en Huaral bien pudo ser evitado. Evitado simplemente cumpliendo las normas y manuales que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones ya tiene aprobados. Amortiguadores de impacto en la barrera del puente Huaura y resonadores que deberían haber sido ubicados entre la pista y la berma habrían salvado la vida de las personas que iban en el bus –alertando al chofer adormecido que está metiéndose donde no debe–. Fairlie, con toda razón, reclama por la aparente incapacidad del MTC para hacer cumplir a las concesionarias viales las condiciones que permitirían reducir siniestros. Parece que este no es un tema que importe, siendo además fácil identificar a quienes son responsables.

Por su parte, el fuego en Mesa Redonda continúa ardiendo mientras escribo estas líneas. No es la primera vez que pasa y parece que nos hemos resignado a que no sea la última. Felizmente no hay, en esta ocasión, muertos que lamentar. Ahora, se ha anunciado el cierre por tres semanas de Mesa Redonda. ¿Pero acaso esa medida será suficiente? Mientras que las llamas en Notre Dame se apagaron y despertaron solidaridad global, el fuego en el Centro de Lima, ¿qué es lo que provoca? ¿Indignación o apatía?

¿Y acaso será este cierre suficiente para erradicar la informalidad y reordenar Mesa Redonda? Las medidas de seguridad son vistas como trabas, los seguros como gastos innecesarios y la fiscalización como un gran monstruo, cuando son precisamente todo lo contrario: salvan vidas y resguardan inversiones. Se entenderán las tres semanas de cierre como una oportunidad o el lunes empezarán a quejarse pues no se les permite trabajar. Las prioridades deben quedar claras y la vida es siempre la primera.

El fuego y la muerte son parte de la vida, pero lo que no puede ser es que se prenda fuego por negligencia ni que haya muerte por error. No debemos permitir que lo absurdo se vuelva nuestro normal. Cuando más nos acostumbremos a que estas cosas pasan, más lejos estamos de evitarlas.

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