Mañana, 28 de octubre, se cumplen 273 años desde que Lima y el puerto del Callao fueran arrasados. Un terremoto de entre 8 y 9 grados y una duración de 3-4 minutos se registró y se volvió el más devastador de nuestras ciudades. El padre Pedro Lozano, en una carta que envió al padre Bruno Morales de la Compañía de Jesús dijo lo siguiente refiriéndose a la capital: “Han quedado solamente en pie 25 casas; y sin embargo, por una protección particular de la providencia, de 60,000 personas de que se componía la ciudad, no pereció más que la duodécima parte”. Es decir, el día del sismo murieron unos 5 mil limeños. En el Callao, por su parte, solo sobrevivieron 200 personas de las casi 6 mil que vivían ahí producto de un tsunami.

¿Se imaginan un escenario así? A pesar de saber que vivimos en un país sísmico, el grado de conciencia que tenemos sobre nuestra propia vulnerabilidad es menor. Si bien hay simulacros nacionales y nos recuerdan siempre tener lista la mochila de emergencia, un 35.7% de limeños y un 34.3% de chalacos consideran que su vivienda es insegura ante un sismo de gran magnitud y un 48.5% de chalacos y un 24.7% de limeños creen que su vivienda es vulnerable en caso de un tsunami. Aquí toca preguntarnos si los simulacros y las mochilas de emergencia son suficientes o acaso no deberíamos exigir políticas de vivienda social y evitar así la ocupación de zonas en riesgo.

¿Acaso hemos olvidado o siquiera escuchado del terremoto que provocó el aluvión que sepultó Yungay y Ranrahirca en 1970 y que dejó unos cien mil muertos y desaparecidos? ¿Es tan lejano ya el terremoto de Pisco de 2007 que dejó casi 600 personas muertas? Justamente por esto es que para promover una mayor conciencia debemos usar la memoria. Y es por eso que Lima Cómo Vamos acogió la propuesta de Proyecta Memoria (Chile) que ha conmemorado más de 30 desastres en Chile a través del arte y el patrimonio. Así, activan una cultura de prevención con intervenciones urbanas, sonoras, campañas de recolección de objetos y fotografías, rutas patrimoniales, bicicleteadas y museos.

Hoy y mañana tendremos actividades de conmemoración del terremoto de 1746, recorridos históricos en Lima y el Callao, bicicleteadas e incluso una ceremonia a las 8:30 p.m. en el frontis de la Catedral de Lima donde se harán sonar las campanas a la hora exacta en que ocurrió la tragedia. Un pueblo sin memoria es un pueblo que no aprende de sus experiencias y, en este caso, esto puede traer consigo más muertos. Hablemos de terremotos, hablemos de desastres pues, algo tan simple como eso, puede salvar vidas.

TAGS RELACIONADOS