Ciudad gay
Ciudad gay

En la función del viernes del musical Billy Elliot, un espectador profirió un insulto homofóbico a uno de los niños actores. No imagino qué puede haber pasado por su cabeza para no solo agredir, sino indisponer a un joven artista en el desarrollo de su trabajo. No entiendo cómo acaba una persona sentada ante un espectáculo mundialmente famoso sin saber de qué trata la obra. Pero, sobre todo, da pena que su alma no pueda albergar la alegría de amar y viva cargado de odio.

En la semana en la que se celebra el Día del Orgullo LGTBIQ, cabe recordar la importancia de una ciudad que permita la libertad de amar. Independientemente de la necesidad de políticas nacionales de inclusión y diversidad, como bien recomienda el Informe Defensorial No. 175, los gobiernos locales resultan claves para proteger a la comunidad homosexual que vive y transita por sus jurisdicciones. Son ellos quienes tienen el poder para, por ejemplo, desactivar las medidas de “erradicación” de homosexuales de las calles y de entrenar a sus serenos sobre cómo no reaccionar ante expresiones de cariño homosexual en los espacios públicos de la ciudad.

La ONG Presente analizó los 21 planes de gobierno de los candidatos a la Municipalidad Metropolitana de Lima y encontró que solo uno desarrolla en profundidad la necesidad y las medidas que pondrá en práctica para garantizar igualdad de derechos a la comunidad gay. Además, otros dos tocan el tema a medias. El resto no dice ni pío. Por otra parte, aunque la mayoría de los planes de gobierno menciona, de manera general, a la población vulnerable, vaya uno a saber si piensan que las personas LGTBIQ lo son. Sobre todo, si se tiene en cuenta que el 63% han sido víctimas de discriminación y violencia, como registra la primera encuesta virtual para personas LGTBI (INEI).

La mayoría de estos ataques ocurrieron en espacios públicos (65.6%), centros educativos (57.6%), medios de transporte (42.3%) y espacios de comercio y ocio (41.5%). Además, un 56.5% de los encuestados declaró no expresar públicamente su identidad de género por temor. Es decir, no pueden salir del clóset por miedo a ser discriminados o agredidos –mayoritariamente– (72.5%) pero también por miedo de perder a su familia (51.5%), perder su trabajo (51.5%), no ser aceptados por sus amigos (33.2%) y hasta quedarse sin un lugar donde vivir o no encontrar uno (13.6% y 13.5%). Es por todo esto que debemos acompañar y apoyar a la comunidad LGTBIQ en la lucha por la igualdad. Lo único que debemos erradicar es la homofobia de cretinos como los que van a espectáculos teatrales a gritar el odio que tienen en su corazón a niños que son, ciertamente, mucho más valientes que ellos.