Susana Villarán y Luis Castañeda Lossio deben explicar a la población los alcances del contrato que firmaron. (Perú21)
Susana Villarán y Luis Castañeda Lossio deben explicar a la población los alcances del contrato que firmaron. (Perú21)

Si hay una cosa que a mí me resulta especialmente repulsiva, es la corrupción que no solo se normaliza, sino que se inserta en el modelo de operar. Se mete en las plantillas de costos, es parte de la fórmula del retorno, lucra con la necesidad pública y ni un pelo de la cabeza de los corruptos se despeina. Duermen muy tranquilos por las noches. En el reino de la impunidad, cómo no dormir a pierna a suelta. Por eso, estoy disfrutando tantísimo ahora que las investigaciones de la Fiscalía se han puesto firmes y avanzan seguras. ¿Se imaginan cuántas noches se han desvelado? ¿Cuántas veces les habrá dolido la barriga? ¿Cuántas arcadas de ansiedad habrán tenido? ¿Se imaginan esas conversaciones con sus abogados para determinar qué cosas confesar y qué cosas no? ¿Se imaginan la facilidad con la que le tirarán dedo a alguno de sus cómplices o serán cuidadosos en tomar la decisión de sacrificarlos? ¿Se imaginan cómo habrán repasado las palabras que usarán para soltar la lengua y confesar ante los tribunales o para salir a declarar en la televisión? ¿Se imaginan qué cara tienen ahora que sí se descubren sus fechorías?

Hace nueve años que desde Lima Cómo Vamos hacemos la misma pregunta para medir qué tanta confianza tienen los ciudadanos en sus gobernantes metropolitanos y, hace nueve años, los ciudadanos piensan lo mismo: los alcaldes de Lima se roban la plata. La pregunta dice esto: “¿Qué tan de acuerdo o en desacuerdo está con esta afirmación relacionada con la gestión de la Municipalidad de Lima Metropolitana: Existe corrupción en la gestión de los recursos públicos?”. Aquí les doy los resultados de quienes estaban de acuerdo con esa afirmación. Saquen ustedes mismos la cuenta. En 2010 63%, en 2011 es 64%, en 2012 es 46%, en 2013 es 55%, en 2014 es 52%, en 2015 también es 52%, en 2016 es 57%, en 2017 es 73% y en 2018 es 67%. Pero, ojo, el resto de la opinión no se encontraba en desacuerdo pues esta se dividía entre quienes no estaban no de acuerdo ni en desacuerdo, no conocen lo suficiente o no responden. Los que estaban en desacuerdo, es decir, los ciudadanos que opinan que NO hay corrupción en la gestión de los recursos públicos en la Municipalidad de Lima oscilaban entre el 6% (2017) y el 18% (2015) en la gestión de Castañeda, y entre el 12% (2011) y el 20% en 2014 en la gestión de Villarán. Es decir, una fracción confiaba en ellos.

La necesidad de autoridades honestas es imperiosa para el futuro de nuestra ciudad y hacia eso debemos apostar, a construir políticos con real vocación de servicio que no vean en el cargo público una oportunidad para hacerse ricos. Mientras tanto, en lo que continuamos las investigaciones judiciales, podemos hacer una pausa y preparar canchita. No, no se llama venganza, se llama justicia.