716 revoluciones urbanas

“Conocimos de parques de bolsillo, de parqueos de bicicleta en mercados...”.
Remodelación. La calle Las Begonias tendrá veredas anchas, pistas nuevas, áreas verdes, bancas e iluminación con farolas ornamentales. También contará con una ciclovía.

Creo firmemente en que se puede cambiar el mundo si empezamos por cambiar las ciudades. También creo que una de las maneras más fáciles de cambiar las ciudades es cambiando sus espacios públicos. Esta semana Lima fue sede del Tercer Foro Internacional de Intervenciones Urbanas, que recibió gente de 15 países y en el que se expusieron más de 50 experiencias vinculadas a la recuperación y mejora de espacios públicos. Solo en los tres días de exposiciones participaron 716 personas y otras tantas se sumaron a talleres, mesas y rutas.

La alegría era contagiosa, las ideas se multiplicaban, las conexiones surgían y los proyectos se volvían más reales. Todos salimos más inspirados. Por ejemplo, Jessica nos dejó emocionados cuando contó cómo creció en ella la urgencia de hacer de Chimbote, su ciudad, un lugar mejor y cómo, luego de asistir al Foro el año pasado, encontró la fórmula perfecta y le regaló a su ciudad 140 intervenciones urbanas en un solo día replicando el 100 en 1 día. También reímos cuando descubrimos que en Tacora, donde “todo se vende y todo se compra”, podías vender sentimientos. Maribel nos mostró con toda su fuerza el camino que tomaron para salvar el complejo deportivo Monteverde en San Juan de Lurigancho y también nos enseñó que debemos señalar a los responsables. Conocimos soluciones urbanas desde el Estado, desde los activistas, desde los vecinos.

Aprendimos sobre ciudades que conversan y ciudades musicales, sobre niños que deciden hacer la ciudad a su altura, sobre voluntarios que no durmieron para implementar acciones urbanas, sobre metodologías lúdicas, sobre parques productivos, sobre muros de aire y sobre cómo intervenir en zonas patrimoniales. Conocimos de parques de bolsillo, de parqueos de bicicleta en mercados y de caminos escolares seguros. También conocimos personas que, nerviosas aún, nos contaban sus proyectos en las pausas del café. Proyectos como el de esa pareja que honraba a su hijo recientemente fallecido y que ahora les daba el propósito de impulsar una asociación para mejorar la vida de las personas con discapacidad. O como el de esa señora que nos contaba entusiasmada en los pasadizos sobre la importancia de las aves en la ciudad. O como el de esa chica que no sabía qué quería hacer ni cuándo hacerlo, pero que sí sabía que quería hacerlo.

Colegas y, ahora, nuevos amigos, se llevan a sus ciudades la confianza para implementar transformaciones en sus parques, sus calles, sus barrios. Pero, sobre todo, yo me llevo la esperanza de que al menos 716 revoluciones urbanas han salido de este Foro y que pronto veremos sus resultados. Quiero usar la misma frase que inspiró a Jessica el año pasado para también inspirarlos a ustedes: Si no eres tú, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?

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