(USI)
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En el Perú nada mata más que los accidentes de tránsito. Cada año mueren 3,000 personas entre choque y atropellos. Solo en Lima, en lo que va del año, han muerto casi 400 personas, lo que equivale a más de una persona al día, así que seguro todos conocemos alguno de estos casos. Las calles se llenan de sangre y nadie se inmuta. ¿Quién es el responsable? ¿Quién gana con todo esto? ¿Y dónde está el MTC?

Una de las razones que explican esta masacre es que hasta un ciego puede sacar un brevete para manejar una combi o un camión. El examen médico es un saludo a la bandera, el psicológico no se hace y el curso de profesionalización es una farsa. Si pagas, pasas, y si pagas un poco más, todo este proceso se hace de forma exprés. Así es como se llega al extremo surreal de que personas sin brazos, sin piernas o tuertos aparecen con certificados que los califican como aptos y sin restricciones para manejar un bus de pasajeros.

Esta es una revelación que hizo pública el periodista Juan Pablo León para El Comercio en la que debe ser la mejor investigación periodística que se ha hecho sobre este tema. Toda esta putrefacción está registrada y evidenciada. Si después de esto el ministro Trujillo y los responsables no reaccionan, declarando en emergencia este procedimiento, no tiene sentido su permanencia en el cargo.

El siguiente paso es darle una mirada a la mafia detrás de la emisión de brevetes para motos en el Callao. Todos especulamos cómo funciona, pero en el país donde si no hay escándalo nada cambia, la mafia opera con el silencio cómplice de algunas autoridades responsables que seguro también se benefician con una tajada de la torta.

La gran corrupción que viene copando portadas descompone el sistema, pero esta, aunque más pequeña, mata y define nuestras vidas todos los días.

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