Chávez y Maduro. (AP)
Chávez y Maduro. (AP)

1. Chávez no fue un dictador. Maduro sí lo es. El primero gobernó un país con una economía boyante, el segundo gobierna, en términos reales, con la mitad del presupuesto del primero. Chávez ganó 14 elecciones –resultados que fueron reconocidos por la oposición– aunque perdió una que fue reconocida por el gobierno. Aunque ambos son tributarios de la misma ideología y los dos tuvieron que lidiar contra la violencia de la ultraderecha.

Chávez en 1992, con la intentona golpista de un sector de la cúpula militar que lo secuestró, y que en el ínterin el presidente de la Fedecámaras (la Confiep de allá) juraba como el novísimo presidente puesto por los golpistas. Maduro, para algunos asesorado por los cubanos, derrotó al intento de botarlo del poder por quienes durante dos meses quisieron “incendiar la pradera” al tomar las calles con barricadas y bombas incendiarias en los trágicos enfrentamientos de 2017. Chávez perdonó y liberó a los golpistas, civiles y militares. Maduro aprovechó la derrota de la estrategia violentista de la oposición, instalando una dictadura disfrazada de democracia y metió presos –después arresto domiciliario– a los instigadores.

2. El gobierno de Maduro, con una habilidad desconocida, supo neutralizar a la oposición y después dividirla al generar desconfianzas internas. Un sector aceptó participar en las últimas elecciones de gobernadores y el otro lo acusó de colaboracionista. La victoria del chavismo fue aplastante y los escasos gobernadores de la oposición aceptaron juramentar el cargo ante la Asamblea Nacional Constituyente, creada como festín de la anterior batalla ganada.

Mientras tanto, el fantasma de la Asamblea Nacional (en teoría, el Congreso), con mayoría de la oposición, sigue funcionando, pero como símbolo de la democracia derrotada, aunque sus miembros continúan con sus críticas contra Maduro en el Nacional.