(Mario Zapata/GEC)
(Mario Zapata/GEC)

Pese a la larga lista de acusaciones constitucionales o por presuntos delitos de organización criminal, tráfico de influencias, omisión de denuncia, encubrimiento real, encubrimiento personal e ilícitos afines, de los que la mayoría parlamentaria ha salvado al exfiscal de la Nación Pedro Chávarry, una y otra vez, a punta de grotescos blindajes con obvios intereses políticos de toma y daca, finalmente el Poder Judicial logró formalizar una investigación preparatoria en contra suya, por el fallido intento de remover a los fiscales José Domingo Pérez y Rafael Vela del equipo especial Lava Jato.

Todo indica que, esta vez, el multiblindado jurisperito difícilmente la librará, ya que, lejos de contar con el apoyo de una bancada que le debe favores, tendrá que enfrentar al sistema de justicia del que forma parte y que él mismo se encargó de mancillar con sus reiteradas “inconductas funcionales”.

El argumento del juez supremo Hugo Núñez, que ha acogido el pedido del fiscal Alcides Chinchay, es sencillo y transparente hasta para el más lego. Es decir, que existen elementos razonables para considerar que el imputado quiso sacar apresurada e irregularmente a los fiscales del equipo Lava Jato buscando obstruir el acuerdo de colaboración eficaz con Odebrecht. Acuerdo que, por cierto, ha permitido consolidar sustantivamente las investigaciones, gracias al testimonio de sus funcionarios y la documentación aportada.

No debe olvidarse tampoco que, cuando fue llamado a declarar al Congreso, Chávarry expresó pública y explícitamente su solidaridad con las figuras de Keiko Fujimori y Alan García, procesados –junto con otros expresidentes y prominentes líderes políticos, que no mencionó– por los fiscales que él pretendía defenestrar. Y es justamente la complicidad de las bancadas fujimorista y aprista lo que, hasta hoy, desde el politizado Poder Legislativo, le ha permitido eludir todas las denuncias.

En esta etapa del proceso que se avecina, la fiscal suprema Bersabeth Revilla tiene todas las facultades para pedir que el Poder Judicial suspenda a este cuestionado magistrado. Argumentos no faltarán. Sentado en su silla de fiscal supremo, puede obstruir las investigaciones, pues tiene a su lado a un par de compañeros acusados también de ser parte de la organización criminal Los Cuellos Blancos.

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