El Poder Judicial aprobó una variación de las medidas restrictivas contra Miguel Atala. (Foto: Manuel Melgar / GEC)
El Poder Judicial aprobó una variación de las medidas restrictivas contra Miguel Atala. (Foto: Manuel Melgar / GEC)

La semana comenzó con una bomba: Miguel Atala, otrora vicepresidente de Petroperú, confesó haber fungido de testaferro para el ex Presidente Alan García. Las redes explotaron y parecía que el legado de AGP se sellaba lentamente con cada tuit.

Y, pues sí, para qué mentirnos, una acusación de este calibre no debe tomarse a la ligera, especialmente con el historial de AGP y los cuestionamientos de corrupción en torno a su primer gobierno. Pero toda imputación, y especialmente esta, debe ser rápidamente corroborada por la Fiscalía, por el bien del país ¿Pero qué se debe corroborar? ¿Y es que acaso, la delación de Miguel Atala no sufre de incógnitas irresueltas? Veamos.

Según Atala, este le entregó al ex Presidente García de forma progresiva, un total de US$1’312,000. Se sabe, además, que estas entregas, que se configuran en torno a las cincuenta, salieron de los ingresos personales de Atala y que posteriormente eran compensadas con el dinero en la cuenta de la Banca Privada de Andorra, donde se había destinado el dinero de Odebrecht.

Para comenzar, la Fiscalía deberá corroborar si los retiros que Atala hizo para pagarle a García fueron de sus cuentas personales o de sus empresas, haciendo un análisis forense de los balances de las mismas, que cualquier auditor bancario podrá llevar a cabo, para efectivamente demostrar que aquel dinero que entregó tenía un origen.

Además, según el mismo Atala, las entregas oscilaban entre montos de US$20 mil y US$30 mil, sumas ciertamente no despreciables y de fácil rastreo. Sin embargo, en su testimonio, Atala confiesa haberle pedido US$10 mil a su hermano para la apertura de la cuenta en Andorra. Alguien que no tiene dinero para abrir una cuenta, mucho menos la tiene para prestarla, máxime cuando los montos son considerablemente mayores y es revelado después que se está totalmente quebrado.

La segunda pregunta que todos nos hacemos y que falta que esclarezca Atala es: ¿hiciste todo esto por amor? Todo indica que este no se llevó absolutamente nada, es decir, o le hizo un tremendo favor a García o no ha contado toda la verdad. ¿Cuál habría sido su incentivo para meterse en este embrollo? Lo más probable es que la siguiente declaración que haga dará respuesta a esta pregunta. Pero lo cierto es que, hasta ahora, Miguel Atala se podría llevar el premio a la persona más ingenua del Perú, sino del mundo.

Por último, y lo que más me sorprendió, fue que al confesarle supuestamente García que el dinero era para él, Atala no tuvo mejor idea: ¡Involucrar a su hijo!

Después de aceptar ser apoderado de una empresa offshore de un tercero, sin hacer mayores preguntas, y ser fantoche en un entramado financiero ilegal y al saberse metido hasta el cuello en una red de corrupción que asciende hasta el más alto nivel del gobierno, pregúntese la siguiente cuestión: ¿sería usted tan malévolo como para hacer a su hijo coapoderado de una cuenta offshore con dinero ilegal, sin siquiera advertirle en lo que se mete? Ciertamente esto es algo que tendrá que dilucidar Samir Atala Nemi, hijo de Miguel Atala.

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