Cerco cerrado

Pellejo duro como pocos el del exfiscal de la Nación Pedro Chávarry. Cualquiera diría que tiene más vidas que un gato: siempre que las circunstancias lo arrinconaban, él y sus aliados se las arreglaban para encontrarle una vía de escape. Y después, disipada la polvareda, ahí lo volvíamos a tener, pasando piola en los mullidos sillones de la Fiscalía Suprema.

Sin embargo, la cantidad de denuncias y evidencias acumuladas en su contra podría hacer cambiar la historia. Esta vez, sus amigos de la mayoría aprofujimorista en el Congreso difícilmente podrán volver a blindarlo con la misma impunidad, como han venido haciendo, una y otra vez, con cada acusación que se presentaba.

Y la más reciente es la de la propia fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, su sucesora en el cargo, por casi-casi lo mismo de siempre: “Encubrimiento real, encubrimiento personal y atentado contra la conservación e identidad de objeto” para obstaculizar las investigaciones del equipo especial Lava Jato, que en este caso incluye el agravante de haber dirigido una “vulneración de oficinas lacradas en la sede del Ministerio Público”, operativo abiertamente ilegal, expuesto en sendo video que ya es un hit en YouTube. Todo esto, según la fiscal Ávalos, para poder “retirar documentos de alto contenido incriminatorio contra Keiko Fujimori”.

¿Es necesario explicar entonces por qué los legisladores de Fuerza Popular y el Apra lo blindaban con denuedo digno de mejores causas? Bueno, mejores que la “causa” de Santa Mónica, digamos.

Con la aprobación, por mayoría (adivinen quiénes se abstuvieron o votaron en contra), del informe final presentado por el congresista Juan Sheput en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, que recomienda destituir e inhabilitar a Chávarry por diez años, la cuenta regresiva de su permanencia e influencia en la Fiscalía puede haber comenzado.

Pero cuidado: ni la red de Los Cuellos Blancos ni las huestes fujimoristas se van a rendir tan fácilmente. La votación que sobre el tema se viene en la Permanente y en el Pleno del Congreso tendrá toda la atención de la ciudadanía.