Gobierno dispuso cerco epidemiológico en Arequipa ante crisis sanitaria por COVID-19. (Foto: Andina)
Gobierno dispuso cerco epidemiológico en Arequipa ante crisis sanitaria por COVID-19. (Foto: Andina)

Bastante dudosas las medidas extremas tomadas por el Ejecutivo con la crisis sanitaria en Arequipa. Un cerco epidemiológico de 15 días para toda la región. ¿En serio? Porque estamos hablando de una zona con operaciones mineras y agroindustriales de gran envergadura, del emporio más importante del sur y un polo de desarrollo que mueve no poco en la economía del país.

¿Era la única opción que había? El aumento de casos y la variante india del patógeno ameritaban medidas drásticas, ciertamente, pero un aislamiento total como el que se acaba de aplicar parece a todas luces un exceso como respuesta al drama que viene azotando la región, ya que son las medidas focalizadas las que mejor han venido funcionando en nuestro territorio, y que en esta oportunidad se han desechado de buenas a primeras. Como si hubieran preferido asegurarse cerrando todo, antes que estudiar zona por zona para poder determinar así incidencias y afectaciones específicas, sin necesidad de generar situaciones como las que se están produciendo en perjuicio sobre todo de los más pobres.

Eso, porque el impacto de estas medidas en la economía, ni bien oficializadas, han empezado a hacerse sentir desde el día uno, aunque tampoco faltan los que de inmediato se han beneficiado. Los transportistas informales, por ejemplo, ante el cierre de los terminales terrestres, se han llenado los bolsillos cobrando hasta 400 soles por pasaje a las regiones vecinas. Eso sin mencionar el encarecimiento de una serie de productos de panllevar, ahora librados a los precios que imponen los especuladores.

Y no les falta razón a las autoridades locales, que no han tardado en motejar estas disposiciones de discriminatorias, pues reducen a los arequipeños a una absurda e insólita condición de “apestados”, como amargamente expresó el alcalde de Yanahuara, Roger Huerta Presbítero, agregando que el cerco epidemiológico va a ser, por otro lado, imposible de sostener.

De momento, a la crisis sanitaria en Arequipa se le suma ahora una zozobra laboral y económica que, esperemos, no agrave los males que las medidas pretenden combatir.

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