1. Alan Gabriel Ludwig García Pérez nació en Lima el 23 de mayo de 1949. Fue abogado, orador y político peruano. Llegó a ser presidente del Perú en los periodos: 1985-1990 y 2006-2011. (Foto: AFP)
1. Alan Gabriel Ludwig García Pérez nació en Lima el 23 de mayo de 1949. Fue abogado, orador y político peruano. Llegó a ser presidente del Perú en los periodos: 1985-1990 y 2006-2011. (Foto: AFP)

Alan García Pérez fue un político que generó pasiones, a favor y en contra, y tantos odios que hasta su propia muerte no la creen algunos que siembran teorías y dudas acerca de ello.

Aunque muy criticado, contaba con seguidores incondicionales que hoy le hacen guardia y lo lloran en Alfonso Ugarte. Probablemente se trate del último líder de multitudes del viejo partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre en 1924, aunque, del ideario auroral, en su camino hacia el siglo XXI, se fueran cayendo casi la totalidad de los conceptos primigenios.

Pero es justamente su conflictiva relación con los principios ideológicos lo que ha definido la trayectoria de muchos caudillos latinoamericanos. A veces con la finalidad de ampliar su caudal electoral, otras para pactar con fuerzas opositoras; lo cierto es que también podría decirse que semejante elasticidad –es un decir–, sumada a sus grandes dotes oratorias, fue lo que posibilitó su larga presencia en la escena política de cada país.

En el caso de García Pérez, su participación en la política peruana, más allá de sus dos presidencias, nunca estuvo exenta de polémica. En los últimos años, pese a estar dedicado principalmente a defenderse de las investigaciones que lo vinculaban a Odebrecht, se daba tiempo para liderar su pequeña pero compacta representación parlamentaria, que en los dos últimos gobiernos se situó en la oposición, en estrecha alianza con el fujimorismo que alguna vez lo persiguió e incluso obligó a salir del país en exilio forzoso.

Con Pedro Pablo Kuczynski fue crítico, aunque sin subir mucho el tono, las tareas de oposición se las dejó a su bancada parlamentaria; al llegar Martín Vizcarra, en cambio, lo combatió personalmente con ferocidad, sin dejar de sugerir en todo momento que él estaba detrás de las denuncias del Ministerio Público.

Acorralado por las investigaciones y quizás ya con menos fuerzas para seguir en la arena política, terreno que dominaba a la perfección, García decidió su muerte cuando supo que la Fiscalía iba por él. Qué habrá pensado en esos instantes finales. Él, que lo calculaba todo, acaso habrá tenido también un cálculo político en esos momentos, pero eso ya nunca lo sabremos.

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