El referéndum de Cataluña fue calificado como ilegal. (Foto: AFP)
El referéndum de Cataluña fue calificado como ilegal. (Foto: AFP)

Las encuestas previas a las elecciones en España daban a entender que el tema independentista catalán empezaba, sencillamente, a aburrir. Tantos años y tantas historias en torno al afán de una Cataluña libre y republicana, quizás saturó a la sociedad española.

Sin embargo, no hay día que no tengamos que hablar del independentismo y de la sinrazón de algunas de sus razones. Por ejemplo, cuando afirman que apoyarán a Sánchez en su investidura si “libera a los presos”. Da ganas de mandar a los independentistas a recibir lecciones de constitucionalismo: los presos son cosa de los jueces, no de los políticos. Por cierto, la justicia española, a la que vilipendian con excesiva facilidad, acaba de resolver un recurso a favor de Puigdemont y otros independentistas fugados, y podrán ir a las elecciones al Parlamento Europeo.

Por otro lado, los independentistas presos, cuyo juicio continúa, han pedido la suspensión de sus procesos para tomar posesión de sus cargos. Pero llama la atención la contradicción que supone formar parte del Parlamento de un Estado que desprecian.

Sánchez ve peligrar su propuesta para la Presidencia del Senado por un político catalán que defiende el diálogo con los independentistas. Estos, sorpresivamente, lo han vetado. Nueva dosis de sinrazón o anuncio de oscuras maquinaciones. En fin, y mientras tanto, el juicio al independentismo sigue su curso. Todos los que lo seguimos tenemos cada vez más claro qué fue lo sucedido y hasta dónde llega la manipulación del pueblo.

Las penas solicitadas superan los 20 años de prisión. No debe impresionarnos el rigor de la petición. Lo que hay que esperar es una sentencia justa, por encima de las simpatías o antipatías que genere el discurso de los procesados.

TAGS RELACIONADOS