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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

Con el tiempo, las instituciones que las respaldan probaron ser imperativas para que dichas ventajas sean sostenibles en el largo plazo.

Por supuesto, esta es una generalización; ahí están los modelos mercantilistas de la Europa feudal como muestra de cómo los mercados pueden excluir a las masas: mercados sin instituciones o con instituciones excluyentes suelen ser foco de grandes injusticias.

Entonces, cuando cuestionan cuánto de libertades económicas (refiriéndose al grado de las mismas), pues cae la pregunta de insensata, y porque contiene una falacia: que las libertades tienen un límite o punto de inflexión a partir del cual son perjudiciales. El problema no está en las libertades sino en las exclusiones de algunos y la falta de instituciones que salvaguarden su tráfico y usufructo universal; léase, que los mercados funcionen para todos, de manera transparente, conteniendo espacios de arbitraje legal frente a las diferencias que suelen aparecer.

En el Perú, hoy en día, faltan esas instituciones. La pregunta entonces no debiera cuestionar los límites al emprendimiento sino cuáles, cuándo y cómo implementaremos dichas instituciones necesarias para que los mercados funcionen inclusivamente.

Luego, como si fuese menester del mercado, recaen las quejas por la falta de gasto social, lo cual es –sencillamente– poner al burro encima de la carreta: sin crecimiento no hay cómo gastar sin hacer barbaridades fiscales.

Miren alrededor y recalemos en cuáles países han logrado redistribuir riquezas de manera efectiva y sostenida: serán aquellos que han producido altas tasas de crecimiento promedio y de manera consistente. Luego observemos cuál es la relación entre esos países y el grado de libertad económica, y notaremos que son casi los mismos. Cuidado: no es casualidad, y la causalidad es evidente.