Edwin Donayre no quiere ver a jóvenes en las calles y habla de toque de queda. (Perú21)
Edwin Donayre no quiere ver a jóvenes en las calles y habla de toque de queda. (Perú21)

El congresista Edwin Donayre dejó hace rato de ser gracioso. Hace noticia por su impertinencia, no por sus aportes. Como si no fuese suficiente que se haya disfrazado de Inspector Truquini, haciéndose pasar como víctima de las fuerzas armadas de Colombia para montar una farsa sobre el LUM, ahora propone toque de queda para los menores de edad que servirá, entre otras cosas, para que “después de nueve meses” no haya sorpresas en casa. Mandar a todos a las 10 p.m. a dormir es su nuevo método anticonceptivo.

“Cuidemos a nuestros jóvenes, saquemos leyes, creemos condiciones para que sean como nosotros”, afirma el congresista. ¿Cómo él?

En el camino, recomienda que los docentes les metan palazos a los escolares porque así lo dice la Biblia, mientras tanto hace bromas homofóbicas sobre los congresistas Bruce y De Belaunde. Se ríe como si todo fuese una chacota eterna. Antes, ya afirmó públicamente que financió su campaña electoral con aportes de un ex terrorista, que es un amigo de la infancia, el camarada Iván, al que no quiere mencionar con su nombre real para no delatarlo. Pero no duda en terruquear a quien no piensa como él o se atreva hablar bien de la CVR. De nuevo se ríe.

No sorprende que varios de sus colegas legisladores lo celebren. El espíritu graciosón, burlesco y mediocrón se abre paso entre las curules. Cada vez estamos más lejos de una representación que sea verdadero referente para los jóvenes, quienes están en constante búsqueda de líderes fuera de una cancha de fútbol. Por el contrario, en el Congreso, Donayre encuentra al público ideal que le festeja sus bufonadas y chistes baratos. Como tuiteó el periodista Juan de la Puente, esa relación consumada “es la unión civil del hambre y la necesidad”. Esto tampoco da risa. Da pena.

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