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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Hace tres semanas se promulgó la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF). ¿Ha escuchado usted algo al respecto? Igual que yo, seguro que nada. Soy una seguidora del tema y no he visto ni una reacción. Ni siquiera un resumen de lo que trae la ENIF.

Puede que no sea un tema interesante ni de coyuntura, pero la ausencia de debate sobre esta publicación es penosa. La ENIF es resultado de varios años de trabajo. Han colaborado entidades de gobierno, incluyendo las dos entidades mejor rankeadas como estables, sólidas y sostenibles (la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP y el Banco Central de Reserva), y del sector privado (ONG, academia y gremios de entidades financieras, seguros y AFP) junto con organismos multilaterales (CAF, BID, FMI y Banco Mundial).

El Perú, con su ENIF, ha entrado a un grupo de menos de 25 países en el ámbito internacional que apuestan por –y se comprometen con– un desarrollo financiero inclusivo y sostenible, que ayude a mejorar las oportunidades y vida de los más pobres a la vez que nos lleve a ser un país financieramente más estable y competitivo.

La ENIF fija metas ambiciosas. Al 2021, 75% de los adultos tendrá una cuenta en el sistema financiero (hoy solo el 29% tiene una). ¿Lo lograremos? ¿Cómo lo haremos si nadie le presta atención?En foros globales sobre inclusión financiera, finanzas responsables y desarrollo financiero, el Perú brilla. El compromiso público, los esfuerzos de colaboración en el sector público y privado son ejemplo mundial. Igual que las iniciativas del sector privado, tanto desde la industria financiera –que se une y colabora para incluir financieramente a más– como desde la academia y las ONG que innovan para generar mejores intervenciones. Somos un éxito. Lástima que, al parecer, acá nos gana la mezquindad y no vemos, no hablamos, no celebramos y, sobre todo, no ayudamos.