notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

trivelli@iep.org.pe

Mi interés en la inclusión financiera parte de la constatación de sus efectos positivos en el bienestar de las personas. Personas con más y mejores oportunidades de progresar, con instrumentos para enfrentar emergencias sin que lo pierdan todo, con instrumentos para ahorrar e invertir, son resultados suficientemente buenos como para obligarnos a trabajar y profundizar en este tema. Pero hay más.

En el marco de las reuniones que se realizaron en el Road to Lima, el Ministerio de Economía y Finanzas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional organizaron una conferencia sobre el tema. En el evento se presentaron los avances de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, próxima a ser aprobada por el Ejecutivo, y varios estudios.

Fue particularmente interesante el trabajo presentado por el equipo del Fondo Monetario Internacional, que presentaba evidencia de 20 países –el Perú formaba parte de ellos–, mostrando cómo, a mayor inclusión financiera, hay más crecimiento económico y menos desigualdad en los países.

El estudio presentado muestra cómo menores barreras en el acceso a servicios financieros contribuyen a lograr mayores tasas de crecimiento y menos desigualdad. La escala y velocidad de los efectos dependen, por cierto, del contexto, del punto de partida y de qué tan agresivas sean las medidas que promueven la inclusión financiera.

Bien. La inclusión financiera mejora las condiciones de vida de la gente, pero también trae beneficios para los países.

Esta evidencia refuerza la necesidad de aprobar y poner en marcha la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, y de comprometer al sector privado para que se sume a ella con cada vez más iniciativas.

Mayor inclusión financiera trae más oportunidades para todos, pero también más crecimiento y equidad. Ganamos todos.