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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Y por fin ya fue capturado. Cerca de la frontera con Brasil, Martín Belaunde Lossio (MBL) fue detenido, escondido en el interior de una vivienda, en un pueblo de Magdalena. En las fotos se muestra a una persona en un estado de indefensión psicológica, derrotado y pensando en su lúgubre futuro.

En solo cinco días y demostrando una férrea voluntad en capturarlo, destituyendo al ministro de Gobierno y al jefe de la Policía, el gobierno de Evo Morales consiguió su cometido. En nuestro caso, lamentablemente, la incompetencia y la bufonada del ministro Daniel Urresti cuando pedía por la televisión a Martín Belaunde Lossio que "por favor no se entregue, porque su captura se había convertido en un reto psicológico que no lo dejaba dormir", al final de ocho meses de infructuosa búsqueda no logró impedir su fuga a Bolivia.

Ahora, se abre ya la posibilidad de saber si las denuncias de amenazas de muerte y otras de peor calibre hechas por el ya famoso prófugo eran porque sufre de esquizofrenia o que los secretos que guarda lo comprometen con sus eventuales cómplices.

Sea como fuera, su captura en Bolivia y entrega a la justicia de nuestro país ha dado inicio a una nueva etapa en la investigación de un lado oscuro entre la corruptela, falsas aportaciones y el partido de gobierno.

Sin embargo, llama la atención el tono del premier Pedro Cateriano, cuando con destempladas y provocadoras acusaciones a la oposición la responsabiliza de una campaña de desprestigio contra el gobierno y su par boliviano, desmentida por la captura de Martín Belaunde.

Parece que quisiera enturbiar su pedido a favor de la delegación de facultades para legislar en materia de seguridad ciudadana. Es decir, pedirlas al Congreso para que este las rechace y de esa manera encubrir su incompetencia para resolver este gravísimo problema que no se logra controlar. Terminó la corta fase conciliatoria del premier.