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Redacción PERÚ21

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Así conocimos a los fujimoristas con posteridad a la huida del país de su líder y presidente, Alberto Fujimori (19/11/2000). Aunque, después, el intempestivo viaje de Alberto a Chile (5/11/2005) ya expresaba la decisión de reinsertarse en la política del país, a la espera de las supuestas condiciones favorables para su retorno. Viajó a Chile en un avión privado (US$350 mil) para evadir a la Interpol y se preocupó de sacar un nuevo pasaporte en el consulado peruano de Santiago. ¿Para qué? Pero su posterior detención y expatriación, y juicio y prisión en nuestro país bloquearon su estrategia que apostaba a un recibimiento de masas.

Para las elecciones de 2006, fue Keiko quien quiso inscribir la candidatura presidencial de su padre, a pesar de tener impedimento por 10 años para ejercer cargo público (incapacidad moral). En esas mismas elecciones, Keiko Fujimori fue elegida congresista con la mayor votación (más de 600 mil votos). Después de ser condenado Alberto Fujimori a 25 años de prisión, por los casos de Barrios Altos y La Cantuta (2009), Keiko conforma Fuerza Popular convirtiéndose en su líder y teniendo el apoyo de su padre.

Los avatares de la política han hecho que ahora Kenji sea el alfil de la estrategia de Alberto en la crítica solapada a Keiko. No existe diferencia en cuanto buscar que su padre salga de prisión. La diferencia es otra. Keiko quiere a Alberto como 'líder histórico' pero alejado del manejo y toma de decisiones de Fuerza Popular (FP). Ha declarado que busca 'desfujimorirzar' a FP. Quiere ser la líder de un partido institucionalizado y moderno. De otro lado, el discurso de Kenji, amparado por Alberto, busca mantener a este presente en la política.

No por algo Alejandro Aguinaga (Kenji) califica al ex presidente como un político nato. Y el congresista Reátegui (Keiko) le aconseja a Alberto que se tome su "agüita de azahar".