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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El INEI anunció que en 2016 la pobreza "monetaria" en el Perú ascendió a 20.7% de la población, mientras que la pobreza extrema o indigencia se ubicó en 3.8%.

El cálculo usa el gasto diario de una persona como indicador de bienestar.

Son pobres monetarios aquellos cuyo gasto diario no alcanza para comprar una canasta básica de alimentos y no alimentos, como vivienda, transporte, educación, entre otros. El pobre extremo es aquel cuyo gasto diario no alcanza para comprar una canasta compuesta solo por alimentos.

El cálculo solo toma como referencia al gasto y no a otras dimensiones; una persona puede gastar por encima del valor de la canasta (línea de la pobreza), pero eso no implica que tenga, por ejemplo, agua potable, energía eléctrica o que asista a la escuela.

De ahí que sea preferible ver la "pobreza multidimensional", que incluye, además del gasto, otras variables relevantes. Por esa razón, la pobreza monetaria mide cada vez menos la "pobreza real".

El informe del INEI señala que el 47.8% de los pobres se encuentra en la sierra rural, mientras que en Lima Metropolitana solo se ubica el 11.0%. Las regiones más pobres son Cajamarca y Huancavelica, mientras que la menos pobre es Ica.

Entre los pobres, el 51.3% solo tiene educación primaria, el 13.1% es analfabeto, el 75% está inscrito en el Seguro Integral de Salud, el 82% trabaja en empresas de hasta cinco trabajadores (micro y pequeñas) y el 44.8% es un trabajador independiente.

Sin duda que desde 2007 la pobreza monetaria se ha reducido; sin embargo, si vemos otras dimensiones distintas del gasto, los avances no han ocurrido en la misma proporción.

Y ellas son básicas para diseñar e implementar políticas sociales. ¿No será hora de calcular la pobreza "oficial" usando otras características y no solo el gasto por habitante?