La economía mundial podría haber alcanzado "su pico de crecimiento" e iniciado una desaceleración, dijo la OCDE. (Foto: Reuters)
La economía mundial podría haber alcanzado "su pico de crecimiento" e iniciado una desaceleración, dijo la OCDE. (Foto: Reuters)

Si usted le hace esa pregunta a un economista, le dirá que a través de dos caminos no excluyentes: invertir más y/o aumentar la productividad. Ser más productivo es producir más con los mismos recursos. Sin embargo, no puede dejarse de lado el entorno interno en distintas dimensiones, como la política, la institucional, etc. El crecimiento, sea alto o bajo, ocurre en un entorno, pues la economía no funciona en un vacío.

Puede que la inversión no aumente lo necesario para crecer porque los inversionistas pequeños, medianos y grandes prefieren postergar sus decisiones por la incertidumbre, que es veneno para la economía. Entonces se crece menos.

Hace días hubo dos noticias: la producción en julio creció 2.31%, luego de hacerlo 0.98% en junio, en ambos casos comparado con el similar mes de 2017; por otro lado, el BCRP presentó su reporte de inflación en el que redujo su proyección de crecimiento para 2019 de 4.2% a 4%. Con esas cifras no se podrá elevar el empleo de forma significativa ni reducir la pobreza.

Los aumentos de inversión dependen de la confianza que el ciudadano que decide arriesgar e invertir tiene en obtener una rentabilidad esperada que justifique su inversión. Esta cae en un contexto político incierto, más aún viendo 2021, año de las siguientes elecciones generales. Los aumentos de la productividad dependen de mejor educación y salud, por mencionar solo dos temas. A su vez, ello depende de un Estado que pueda hacer las reformas necesarias para alcanzar esos objetivos.

No nos dejemos engañar. Sin reformas no habrá ni mayor inversión ni productividad; así las cosas, seguiremos dependiendo de las condiciones del entorno externo, a veces favorable y en otros momentos no, para proyectar nuestro crecimiento.

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