(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

El viernes de la semana pasada, el relevo inesperado del exministro del Interior, Carlos Morán, fue sorpresivo para todos los que hemos trabajado bajo su dirección y fuimos testigos de lo extenuante del compromiso que asumió y los logros que obtuvo durante su gestión.

El domingo 26, informes televisivos confirmaban (y develaban) compras sobrevaloradas de productos de limpieza y de protección de diferentes unidades ejecutoras de la Policía hechas en medio de la lucha contra el COVID-19, lo que causó dolor, frustración e indignación en la familia policial. Las investigaciones están en marcha en el Ministerio Público y la Contraloría, y demandamos un castigo severo para los responsables, caiga quien caiga.

Sin embargo, algunas elucubraciones mal intencionadas sobre el relevo de Carlos Morán, (incluyendo una lamentable caricatura de Mechaín de esta casa periodística) de aquellos que ayer lo aplaudían hasta la adulación, insinuaron en redes y medios una relación entre el delito y la gestión del ministro, y esto es inaceptable y lo rechazo de manera contundente.

Parece que muchos han olvidado que en política hay discrepancias y que existe la figura de la Responsabilidad Política, y esta no necesariamente recae en responsabilidad penal, como parece ser el presente caso.

La mezquindad hace olvidar a algunos que en los 18 meses de gestión se inició, entre otras obras, la reforma educativa en la PNP y se invirtió más de 900 millones de soles en infraestructura y equipamiento logístico en beneficio de la Policía Nacional, siendo esto último un record histórico en el sector, sin cuestionamiento alguno de los órganos de control y los medios de prensa.

Se obtuvieron logros operacionales respondiendo al clamor nacional con las capturas de Donayre, Félix Moreno, y Burgos, entre otros, así como la detención de 30 policías por sospechas en crimen organizado y corrupción.

No extraña la incontinencia verbal del exviceministro del Interior, Ricardo Valdés, que para tapar el desastre de su gestión (gastaron 190 millones del presupuesto versus 850 millones gasto en la gestión de Carlos Morán), se pone en modo lenguaraz para desacreditar a cuanto ministro de origen policial haya y así vender la idea que “solo los civiles” (de izquierda, claro) salvarán al sector Interior.

La lucha contra el COVID-19 demanda que la nueva gestión continúe en la línea de reconstruir la institución y acabar con la corrupción policial, protegiendo a los efectivos policiales, guiándolos y acompañándolos en el juramento que le hiciéramos a la patria de dar la vida si fuera necesario.

¡Sí se puede!