Hoy es el último día de 2019 y el gabinete del presidente Vizcarra atraviesa por su peor momento. Sin embargo, parece que él no lo sabe.

Desde que el Congreso fue disuelto, diversos ministros abandonaron luego de escándalos sus respectivas carteras y fueron reemplazados a la brevedad sin que el presidente ni el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, hagan una autocrítica sobre la designación de aquellas autoridades. Asimismo, luego del feminicidio de Jesica Tejeda, la ministra de Justicia, Ana Revilla, al ser consultada por la prensa sobre el caso, manifestó que no podía contestar porque estaba en plena Navidad. Y, a pesar de las terribles declaraciones de la ministra Revilla, el ministro Carlos Morán, quien debería dar explicaciones por la labor de la Policía, que supuestamente demoró en llegar al departamento de Tejeda, guarda silencio.

Por ello, el siguiente Congreso deberá cumplir con su función de fiscalización e interpelar, como mínimo, a Carlos Morán y al ministro de Transportes, Edmer Trujillo, a quien la Fiscalía ha reabierto una investigación en su contra. Porque parece que aquellos dos ministros son los intocables del gabinete, a quienes el presidente Vizcarra ni siquiera les hace una crítica. Además, parece que el presidente prefiere mantener ministros que no le hagan sombra a su popularidad, en vez de ministros que muestren resultados.

Entonces, mejor será que el presidente aparte a los ministros cuestionados antes de que asuma el nuevo Congreso, dado que justificar el motivo por el que se mantuvo tanto tiempo a Edmer Trujillo, excesivamente cuestionado e investigado, y a Carlos Morán, ministro que ha mostrado una terrible ineficiencia a cargo de su cartera, será muy difícil de defender ante el nuevo Parlamento, el cual no podrá ser disuelto.