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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El viernes 20, al cuarto muerto, tuvieron que declarar en emergencia la provincia arequipeña de Islay. Los opositores al proyecto minero Tía María lo vieron como una nueva traición y los partidarios de la minería como una medida inútil por tardía.

De hecho, eso es algo que está caracterizando esta etapa final del nacionalismo en el gobierno. Han logrado la casi unanimidad. Están cuestionados desde todos los frentes, en casi todos los temas y por sectores con posiciones opuestas entre sí. ¿Han logrado el centro? No, la nada.

Aplicar un estado de emergencia exitosamente es un desafío. Se puede pecar por exceso si los miembros de las Fuerzas Armadas no preparados terminan matando. O, por defecto, si sectores radicales perciben que un gobierno tan débil no podrá imponerlo.

Hoy y mañana mantener el equilibrio va a ser difícil. Es que, durante estos dos días, este debilitado gobierno enfrenta un "paro macrorregional del sur", hasta en ocho regiones.

Si lo anterior configura ya un problema complicado, sumémosle la conmoción por los asesinatos por sicarios en San Juan de Lurigancho, que nos recuerdan la extensión y magnitud de la extorsión a pequeños y medianos negocios que asuela el país.

No es un problema solo del distrito en cuestión, ni solo de los colegios. Es comprensible la desesperación del alcalde por declarar estado de emergencia y pedir que vayan las Fuerzas Armadas a vigilar el orden en esa jurisdicción. Pero ambas son falsas soluciones, que, en el mejor de los casos, podrían dar "imagen de seguridad" por un par de semanas.

Y la cereza de la torta es la nueva fuga de Martín Belaunde Lossio, esta vez de su residencia de La Paz, en Bolivia, en donde cumplía arresto domiciliario hasta que se concretara su extradición. Quizá no tengan responsabilidad por este hecho, pero hicieron todo lo posible para que la credibilidad del gobierno en el tema sea cero.

La gran mayoría cree que ha habido protección del gobierno a quien le deben/temen demasiado.

¡Qué tremendo todo! Es que todo está revuelto. Pobre Nadine: de cumpleaños el lunes y, para cerrar siete días de espanto, está citada el viernes al Congreso, a la comisión Belaunde Lossio.

¿Pueden venirles al presidente y a la primera dama semanas peores que esta? ¡Pueden!

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