Los responsables mediatos del problema, cuándo no, nuestros otorongos, incapaces de hacer reformas electorales indispensables para hacer menos disfuncional y algo más decente nuestra vida política. Por supuesto, también Humala, quien no tuvo mejor idea que esperar a que el proceso electoral estuviese en curso para promulgar la Ley de Partidos Políticos, introduciendo la duda de si esa ley rige o no para estas elecciones. Luego vino Acuña con el abusivo e ilegal uso de sus millones, promoviendo su candidatura con una campaña encubierta de su universidad. Ahora, habiendo comprado votos, su sola presencia en la contienda es intolerable.