Están los indignados ante un posible retorno del fujimorismo. El antivoto de Keiko ha subido significativamente en las últimas semanas. Hay mucha rabia ante la posibilidad de que quienes saquearon el país puedan volver a gobernar. Más aún de que no hayan cambiado, pese a que lo digan de la boca para fuera. Algunos ejemplos: las oscuras financiaciones desde Vermont, lo más cercano a una offshore dentro de EE.UU.; que el congresista Joaquín Ramírez siga siendo secretario general del partido de Keiko y la acompañe en toda la campaña, pese a que tiene pedido de la Fiscalía de levantamiento de inmunidad por lavado de activos. También, por el burdo psicosocial, al clásico estilo montesinista, orientado a sembrar terror en los muchachos que iban a la marcha del 5 de abril, diciendo que venía un golpe de Estado y que habría bombas. Parece comprobarse aquello de que gallina que come huevo, aunque le quemen el pico… Me sumo a los indignados.