Carlos Basombrío: Érase una vez un país...

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El Congreso ha dado facultades al Poder Ejecutivo para legislar en seguridad. ¿A favor o en contra? Ni a favor, ni en contra, sino todo lo contrario. No es que quiera competir con Cantinflas, sino que quiero situar la discusión en un ámbito diferente.

Sigo el tema desde hace casi 17 años y recuerdo unos ocho paquetes de leyes en la materia. O sea, innumerables normas, la mayoría subiendo penas, pero también dando más atribuciones y todos los etcéteras que se puedan imaginar. Y la situación no ha hecho sino empeorar. ¿Malas leyes? No, muchas de ellas estuvieron bien pensadas. El problema es que no hay capacidad institucional para aplicarlas.

¿Necesitamos más? Siempre se van a necesitar normas en el marco de planes concretos basados en planes estratégicos. El problema viene cuando no hay planes estratégicos y, por ende, los planes concretos son iniciativas, liberadas a la buena fortuna de la autoridad de turno. Y ya hemos tenido siete en este gobierno.

Nadie en su sano juicio puede oponerse a que un gobierno quiera dar leyes para mejorar la seguridad. Pero nos quieren vender la ilusión que esta vez, con el noveno paquete, se van a dar per se resultados directos y concretos. ¿Exagero? Pues me remito a lo que dicen: "con la aprobación de la facultades solicitadas se obtendrá como beneficio directo la reducción de la inseguridad, la violencia, la delincuencia, el crimen organizado, se reforzará la operatividad policial…" .

Ya sabemos, cuestión de esperar a que se aprueben y veremos resultados directos. No dicen que estas normas ayudarán a crear mejores condiciones… No, no, no, no, traerán ellas mismas, beneficios directos. Por allí alguien asustado dirá y cuánto nos va a costar tamaña maravilla. ¡Nada!: "…se financiarán con cargo al presupuesto institucional de las entidades involucradas". Érase una vez un país en donde las leyes eran mágicas…

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