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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

No hay que ser muy avispado para conocer la importancia que tiene para Ollanta Humala y Nadine Heredia el contar, en el próximo Congreso, con una bancada grande que les permita capear el previsible temporal político, y quizá judicial, que se les viene.

No veo forma en que eviten su megacomisión. Peor aún, los temas con que esta empezará (casos López Meneses, Belaunde Lossio, DINI, dineros irregulares en campañas, etc.) son ya de por sí muy delicados.

Para ser el candidato oficialista adecuado, se requiere un cierto arrastre popular y vanidad a prueba de fuego para creer que es posible ganar. Hace un par de meses, a falta de uno, parecía haber dos opciones: Daniel Urresti y Ana Jara. Las cosas se han complicado para ambos.

Urresti va pronto a juicio por el asesinato de Bustíos. Otro proceso (torturas a Sonia Muñoz) puede terminar involucrándolo. ¿Es viable hacer campaña los martes e ir a juicio los miércoles? El otro problema que tiene es que, ya sin el Mininter como caja de resonancia, está perdiendo popularidad. Ipsos registró en diciembre pasado una opinión favorable del 15%, la que se ha reducido en abril al 10%. Ipsos, y antes Datum, le atribuyen un 6% de intención de voto, o sea, quinto, por debajo de Alejandro Toledo (7%).

Las posibilidades de Jara también se caen. Y no por la censura, sino por el tema de la DINI, donde parece que sabía más de lo que ha admitido, y –más complicado, por lo simbólico del asunto– la "guerra de los pañales" que la enfrenta con Carmen Omonte y que incluye problemas con la adquisición, almacenamiento y distribución.

¿Otras alternativas? Algunos pensarán en Pedro Cateriano luego de un paso exitoso por el premierato (algo aún por verse), pero creo que, incluso así, él preferiría la certeza del Congreso. ¿Marisol Espinoza? Sería una derrota de la pareja en el "partido" y, por tanto, un imposible.