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Redacción PERÚ21

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Carlos Basombrío,Opina.21cbasombrio@peru21.com

Asumiendo que en noviembre elegiremos regidores, se abre un nuevo proceso político que va a tensar fuerzas en torno a la gestión de Villarán.

¿Cómo entra Susana a este nuevo proceso?

A su favor, una tenacidad le ha permitido ganar dos veces el apoyo de los limeños, cuando nadie daba medio por sus posibilidades. Ahora bien, la primera vez sus partidarios entendieron mal la naturaleza del resultado y la llevaron a un grave error que hasta hoy paga. No comprendieron que la ajustada votación con que ganó a Lourdes era un mensaje de concertación. Esa misma ceguera los llevó a rechazar una alianza con Perú Posible planteada en condiciones muy ventajosas para su pequeño partido y, en cambio, lanzarse a una aventura absurda en la que perdieron hasta la inscripción del partido.

Hoy, el primer desafío para enfrentar la nueva contienda es entender la naturaleza de la victoria del No. Y, como muestran las encuestas posteriores a la elección, no es un reconocimiento a la gestión, sino un reclamo de que la dejen terminar su mandato para ver si en el segundo tiempo las cosas mejoran. Es, además, una victoria compartida con quien fue su rival en la elección anterior y que tuvo la lucidez de apostar por la ciudad.

Si Susana lee bien lo que ha ocurrido deberá hacer cambios en el manejo político (la asesoría política comunicacional que recibe es desastrosa); pero también renovar varias gerencias que requieren de mayor eficiencia. Esto tiene que hacerse en diálogo y concertación con la principal fuerza política del Concejo, el PPC. No se trata de una repartija, sino concordar en figuras que garanticen buenos resultados.

Esa puede ser la base de consensos políticos que le permitan a Susana –que no puede presentar candidatos– tener acuerdos básicos con quienes serán mayoría en el último año.