Perú fuera de los Juegos de Lima en baloncesto. (Foto:  Juegos Bolivarianos)
Perú fuera de los Juegos de Lima en baloncesto. (Foto: Juegos Bolivarianos)

Meternos cabe entre nosotros se ha convertido en deporte nacional. Si no, miren lo que ha ocurrido con la selección de básquet peruana, que ha quedado fuera de los Juegos Panamericanos por los malditos problemas dirigenciales de su federación. Como dijo ayer Ricardo Duarte, estrella de estrellas de la época de oro del básquet nacional, la federación de básquet se encuentra secuestrada, a tal punto que luego de años aún ni logra registrar su existencia formal. Ante la incertidumbre, la Federación Internacional de Baloncesto les ha puesto tarjeta roja, así que será la única selección peruana, en todas las disciplinas, que no podrá participar en los Panamericanos.

Esto es realmente ridículo e inexplicable, sobre todo cuando la clasificación era directa porque somos locales. Este es un nuevo ejemplo de cómo las disputas microscópicas entre dirigentes son un virus que recorre los pasillos de casi todas las federaciones deportivas peruanas, haciendo imposible que las cosas avancen a mejor ritmo. Viven entre puñaladas por migajas de poder. Lo he visto en la federación de vóley hace unos años. También en la federación de surf, donde injustamente se quiso poner en tela de juicio la gestión que tuvo Carlos Neuhaus, intentando con eso boicotear el excelente trabajo que ha venido realizando a la cabeza de la organización central de los Juegos Panamericanos.

Es sintomático. Siempre que alguien trae resultados, aparece un fracasado con un machete. Pasa en la política nacional, pasa en el deporte local. Así es como dirigentes les han venido cortando las alas a generaciones enteras de deportistas, muchos bastante talentosos, como los que son parte del equipo de básquet que no podrá salir a la cancha. Olvidan que el deporte se trata de los deportistas, no de los sedentarios dirigentes.