Algunos todavía creen que es una pantomima. Yo, más bien, soy de los que creen que la pelea abierta entre el señor Daniel Salaverry y Fuerza Popular es el anticipo de una especie de cisma, o varios cismas, en el partido de la señora Fujimori. A los incrédulos de este conflicto interno, por irónico que suene, hay que darles el beneficio de la duda. Pero el issue da señales de los últimos días del keikismo.
Salaverry, con el plazo encima, decidió sin dudas acatar el fallo del Tribunal Constitucional que permite la formación de nuevas bancadas. Aquello cambiará por completo el bosque congresal. Comisiones, Junta de Portavoces, agenda, poder.
Al final, todo se resume a quién tiene más, o menos, poder. Y sin duda, el fujimorismo y su aliado el Apra tendrán menos poder que el exhibido en estos dos años y medio. Hasta el viernes, se hablaba de tres bancadas: Cambio 21, la Liberal y la Bicentenario.
Los fujimoristas disidentes están en la primera y la última. Por un lado, los ‘Avengers’ y, por el otro, Roberto Vieira (expulsado de PpK, pero no olvidemos su pasado ‘albertista’ de larga data). Ambos tratarán de convencer a los congresistas que le dan votos a Fuerza Popular para que se sumen a sus respectivos grupos. Con la líder presa y el descrédito encima, la bancada de la señora Fujimori quedará reducida al núcleo duro de La Botica; hasta Úrsula Letona se hace llamar independiente y todos se ríen.
Así se explican los adjetivos de todo calibre que le han caído al presidente del Congreso. Y la manera en la que él los ha callado e ignorado dice mucho del distanciamiento.
En círculos internos, Salaverry admite que no se puede seguir en el camino de la obstrucción, pero sabe que podría no llegar a julio. Su referente son las palabras de Keiko antes de ir a prisión: la agenda de reencuentro nacional. Luz Salgado, Carlos Tubino y Rosa Bartra sugieren la palabra que más han usado: censura. Feliz Navidad.