Italian Prime Minister Giuseppe Conte gestures as he replies to questions ahead of a confidence vote at the Senate on January 19, 2021 at Palazzo Madama in Rome. - Italian Prime Minister Giuseppe Conte pleaded for lawmakers' support on January 19, 2021 as his teetering government faced a confidence vote while it struggles to battle the coronavirus pandemic. The ruling coalition has been on the brink of collapse since former premier Matteo Renzi withdrew his Italia Viva party last week, depriving Conte of his majority in the upper chamber. (Photo by Yara NARDI / POOL / AFP)
Italian Prime Minister Giuseppe Conte gestures as he replies to questions ahead of a confidence vote at the Senate on January 19, 2021 at Palazzo Madama in Rome. - Italian Prime Minister Giuseppe Conte pleaded for lawmakers' support on January 19, 2021 as his teetering government faced a confidence vote while it struggles to battle the coronavirus pandemic. The ruling coalition has been on the brink of collapse since former premier Matteo Renzi withdrew his Italia Viva party last week, depriving Conte of his majority in the upper chamber. (Photo by Yara NARDI / POOL / AFP)

Las dificultades del manejo de la pandemia del COVID han causado la caída de dos gobiernos europeos: Italia y Países Bajos.

En Italia, el PM Giuseppe Conte renunció el 26 de enero, atrapado entre las fieras batallas de la izquierda radical con el partido moderado socialista, y la fuerza de la oposición de la extrema derecha. Italia es uno de los países europeos con menor duración de gobiernos por la excesiva fragmentación política y al momento de manejar una crisis, ejercer el poder se torna más complicado, así que los electores decidirán si el país continuará polarizado o retorna al carril de los moderados.

Y en uno los países en los que asociamos con una democracia casi perfecta, Países Bajos, también en enero, dimitió el gobierno de coalición encabezado por el PM Mark Rutte por un escándalo que ha enfurecido a buena parte de su población. Miles de familias fueron víctimas de la injusta confiscación del dinero que les correspondía como compensación por la crisis del COVID-19, por parte de funcionarios del gobierno que los acusaron de haber estafado al sistema de asistencia social.

Acusados de fraudes menores o por tener doble nacionalidad, lo cual no es ilegal, miles de familias perdieron hogares y trabajos al ser despojados de la ayuda del seguro social y eso obligó al gabinete a convocar elecciones.

Rutte se volverá a lanzar y es muy probable que encabece al nuevo gobierno, pero hizo lo correcto al adelantar las elecciones porque si bien la corrupción y discriminación fueron responsabilidad de funcionarios de mediano rango de algunos ministerios, le correspondía asumir la responsabilidad política.