Business as usual
Business as usual

Al leer el programa de los siguientes tres días de CADE, me queda la sensación de que lo más encumbrado del empresariado local sigue reacio a aceptar su parte de responsabilidad en la corrupción nacional. Solo han considerado una mesa para tratar este asunto espinoso, como si eso fuese suficiente para no repetir únicamente las generalidades de siempre, a pesar de que este es el tema del momento y ellos son actores principales en la novela. Esa mesa deja la impresión de ser un saludo a la bandera y pierden una oportunidad para revertir la imagen que se están ganando a pulso. Deberían tener mesas focalizadas en integridad, sistemas de cumplimiento, transparencia y prácticas de gobernanza corporativa, con los directores y gerentes responsables ahí sentados, discutiendo casos reales y planteando desafíos. Tendrían que invitar a un par de fiscales y especialistas penales para que desgranen el ABC de los límites legales y los beneficios de la colaboración eficaz. Si quieren evitar ser vistos como un sector mercantilista que dice una cosa, pero hace otra, tienen que esforzarse más, con autocrítica y compromiso a futuro, no solo con una mesa para cumplir.

Que todo siga “business as usual”, luego de que una parte importante de sus miembros más influyentes han quedado evidenciados en acuerdos bajo la mesa con políticos, y otros en actos de corrupción, los muestra como un gremio que no está entendiendo su desgaste ni su relación con quienes nunca han llegado al Hilton de Paracas.

El Perú ha sido gobernado de la mano con el empresariado los últimos 30 años, cachete con cachete, casi como ningún país en la región, así que lo que ocurre aquí es en buena parte su responsabilidad, como la corrupción y los enjuagues mercantilistas a los que nos hemos malacostumbrado.

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