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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Después de cuatro multitudinarias movilizaciones en Lima y en otras ciudades del país, la protesta contra la 'ley Pulpín' se ha convertido en la principal oposición social al gobierno. De hecho, algunos sectores de la oposición parlamentaria se han alineado para contraatacar a la iniciativa estatal. Incluso dentro del 'partido' de gobierno (disculpen la exageración) crecen las voces disidentes. Sin embargo, la protesta social –en términos orgánicos y de liderazgos– mantiene la medianía política. ¿Puede usted distinguir a un joven anti-'Pulpín' que, más allá de tener un rollo articulado, sea capaz de proyectar un liderazgo plural y aglutinar a diversos sectores políticos?

Cuando los partidos políticos se aíslan de la sociedad y fracasan como medios de representación política, la calle se convierte en la principal cantera de renovación de liderazgos. Es esperable que, después de olas de participación, surjan voceros que escalen en figuración política. Por ejemplo, en Chile, luego del protagonismo juvenil de los últimos años, existen cuatro representantes en el Parlamento nacional menores de 30 años y solo una (Camila Vallejo) pertenece a un partido tradicional. ¿Se vislumbra en el Perú alguna joven promesa, capaz de dirigir el humor de insatisfacción laboral hacia una propuesta política sólida y viable, apta para discutir de tú a tú con los tecnócratas del establishment?

Lastimosamente, hasta ahora, la organización anti-'Pulpín' perpetúa la inercia de jornadas movimientistas anteriores: protagonismo de jóvenes politizados a la antigua (sectarios, inmediatistas, de maniobra fácil y ausencia de visión). El futuro de la clase política peruana recae en quienes hoy bordean los 20 años (tú, treintón, ya fuiste). ¿Qué esperan?