¿Qué busca el fiscal Chávarry?

“Tengan confianza, pidió Chávarry. La corrupción no va a pasar en mi gestión, enfatizó. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, dice el popular refrán”.
Pedro Chávarry (Luis Centurión)

El 22 de julio, el fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, apenas había juramentado al cargo en medio de cuestionamientos cuando se declaró “conmovido, preocupado y conmocionado” por el escándalo de los audios de la corrupción en el sistema judicial.

Señaló que, a pesar de sus vínculos profesionales con el cuestionado y suspendido juez supremo César Hinostroza, y desde sus lejanos tiempos como jefe de Control Interno, no le había temblado la mano para investigar a sus colegas magistrados.

La corrupción no va a pasar en mi gestión, enfatizó Chávarry. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, dice el popular refrán, y hay diferentes formas de promover o poner cortapisas a una investigación.

Perú21 da cuenta hoy de que el fiscal supremo Pablo Sánchez, el antecesor de Chávarry en la Fiscalía de la Nación, le ha pedido reiteradamente que le asigne un equipo de trabajo de cuatro fiscales, adicionales a los dos con los que ya cuenta, para llevar adelante la compleja investigación a Hinostroza y Los Cuellos Blancos del Puerto. Sin embargo, a casi un mes, no se oye, padre. Faltan manos.

Pese a ello, el miércoles, el fiscal supremo Sánchez formuló la denuncia constitucional y señaló a Hinostroza como el gran jefe de dicha organización criminal; es decir, por encima del hoy encarcelado y vergonzoso Walter Ríos, quien era el presidente de la Corte Superior del Callao.

Con indicios, audios y otras pruebas, Sánchez encuentra que Hinostroza y los ex consejeros Guido Aguila, Orlando Velásquez, Julio Gutiérrez e Iván Noguera están incursos en graves delitos como organización criminal, patrocinio ilegal, cohecho y tráfico de influencias en agravio del Estado.

Ante esto, Hinostroza, envalentonado, ha anunciado una denuncia contra el fiscal por lo que llama una acusación “maliciosa e infundada”. Pablo Sánchez ha respondido con cautela que sabía que pretenderían deslegitimarlo.

¿El fiscal de la Nación tiene un ataque de mezquindad, celos o acaso está protegiendo a un ‘hermanito’? No facilitar una investigación de un megacaso de corrupción en nuestro sistema de justicia resulta, por decir lo menos, repugnante. ¡Hasta cuándo!

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